Parodia
Una reciente reposición de La guerra de las galaxias, de George Lucas, convirtió un buen recuerdo en una aburrida y mal estructurada realidad. Su principal atractivo -el diseño de objetos y la fusión de leyendas medievales con un universo de ficción científica- hoy ha perdido todo valor de novedad y capacidad de fascinación.Si 2001 una odisea del espacio mantiene su magia, la del filme de Lucas se ha evaporado en la repetición. Ese es el principal problema de La loca historia de las galaxias, una abierta parodia de la iniciadora de la saga galáctica.
El modelo queda ya algo lejano y difuminado en el tiempo, y la propia cinta de Lucas la vemos hoy casi como una involuntaria parodia de sí misma. No hace falta que Brooks se ría de la Fuerza, y de aquel eslogan que la deseaba como compañera eterna del protagonista, convirtiéndola en Suerte, ni que el Jedi se llame Yogourth, ni alargar monstruosamente las naves espaciales o convertir el filo "de láser" de las espadas en un elemento explícitamente fálico.
La loca historia de Ias galaxias
Director y productor Mel Brooks. Intérpretes: John Candy, Daphne Zuñiga, Rick Moranis, Mel Brooks, Bill Pullman, Dick van Patten. Guión: Thomas Meehan, Ronny Graham y M. Brooks. Fotografía: Nick McLean. Música: John Morris. Título original: Spaceballs. Estadounidense, 1987. Estreno en Madrid en cines Palacio de la Música, Cid Campeador, Novedades y California.
Todo esto, que se mueve dentro de las coordenadas de una parodia, choca con la poca entidad del original. Y, según reza el diccionario Casares, una parodia es una imitación burlesca o irónica de una obra seria". Parasitar un cuerpo sin sustancia es malo para el parásito, pues buena parte de su potencia depende de la fuerza de su contrincante y colaborador.
La película tiene algunos gags divertidos, amén de sus pequeños chistes sobre los piratas del vídeo y sobre películas de otras sagas de anticipación, como las dedicadas a los planetas simiescos o a los aliens. Algunos de los disparates sobre el planeta Druida y sus templos no están mal, como tampoco lo está la reconversión de la nave en una estatua de la libertad explosiva; pero Brooks continúa siendo mejor productor para otros que director de sus películas y, sobre todo, lo que peor sabe es que esta película no la rodara tres semanas después deI estreno de La guerra de las galaxias. Nos hubiéramos ahorrado una gran parte de la morralla que generó el invento.
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