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El peligro nipón

Takeshita intenta demostrar que la ofensiva en Asia es económica y no político-militar

"Japón no tiene ninguna intención de avivar las ideas del pasado", respondió el primer ministro japonés, Noburu Takeshita, cuando una periodista indonesia le preguntó recientemente en Manila si el nuevo protagonismo de ese país en la zona iría acompañado de un renacer de la idea de un gran Japón en Asia. Takeshita había señalado previamente ante los líderes de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), reunidos en la capital filipina, que la política de modernización de la defensa de Japón "no está destinada a convertir Japón en una nueva potencia militar". Dejó claro, o al menos lo intentó, que la estrategia de penetración japonesa en el área se limita tan sólo al capítulo económico.

El creciente protagonismo de Japón en la ASEAN, así como en el resto de países de la zona de Asia y el Pacífico -la de mayor crecimiento económico del mundo en el momento actual-, no deja de inquietar en muchas capitales, en las que se teme un renacer del militarismo nipón, acompañado del evidente poderío económico-comercial japonés.Takeshita, en el cargo desde el pasado 6 de noviembre, precisé en Manila: "La Constitución japonesa reconoce tan sólo la existencia de una fuerza de autodefensa, y nosotros continuaremos en esta línea".

¿Será posible que Japón continúe aumentando su ínfluencia económica en el área sin acompañarla de un mayor protagonismo político y militar? El predecesor de Takeshita, el también liberal Yasuhiro Nakasone, rompió desde 1985 la barrera simbólica que limitaba el crecimiento del gasto militar japonés al equivalente del 1% del producto interior bruto.

Takeshita confirmó en su primera alocución ante la Dieta (Parlamento) que proseguiría la modernización y el refuerzo del Ejército, en un gesto justificado por el aumento, a su vez, del potencial militar soviético en el área de Asía y el Pacífico, particularmente en el terreno naval. Pero que no deja de despertar la memoria histórica en las poblaciones asiáticas que vivieron ocupadas por, el imperio japonés a lo largo de la II Guerra Mundial o, en los casos de Corea y parte de China, desde mucho antes.

En cualquier caso, la presencia de Takeshita en la ASEAN -el único líder de un país no miembro que fue invitado en el 20º aniversario de la asociación- sirvió para confirmar la realidad de la influencia económica de Japón en esa parte del mundo. Japón es el primer cliente de la ASEAN, de donde absorbe el 22% del total del comercio; el 14% de las inversiones niponas está también en-los países de la ASEAN: en cabeza en Indonesia, Malaisia y Tailandia, y pisando los talones a EE UU en Filipinas y Singapur.

Echar raíces

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No es extraño, por consiguiente, que los tecnócratas japoneses hayan decidido fortalecer sus raíces en la zona con la concesión de un fondo especial de crédito a los países de la ASEAN, por valor de 2.000 millones de dólares, destinado al desarroHo de empresas privadas, sin que quede claro qué criterios seguirá Tokio a la hora de otorgar la financiación tanto en lo que se refiere a empresas como a países. ¿Lo darán a las empresas de la futura reforma agraria filipina, o concederán prioridad.a los negocios que, a su vez, puedan repercutir en el beneficio general de Japón en el área?Japón tiene en los países de la ASEAN a sus proveedores naturales, por proximidad, de materias primas, minerales, caucho, petróleo, gas natural, aceites vegetales y madera, para que rueden las industrias de la segunda potencia económica del mundo, que carece, por otra parte, casi de recursos naturales propios.

Japón tiene déficit comercial con la ASEAN, una comunidad de casi 300 millones de personas que no es aún, debido a su subdesarrollo (con excepción de los mini Estados de Singapur y Brunei), un mercado de consumo para los productos manufacturados made in Japan que invaden Estados Unidos o la Comunidad Europea por su calidad tecnológica y agresividad comercial. Pero la ASEAN del siglo XXI sí puede ser otro gran mercado para Japón. Takeshita, con su gesto de acudir al 20º aniversario de la organización, marcó el tono futurista de una potencia que hoy lo es sólo en lo económico y que mañana espera serlo, probablemente, en lo político y en lo militar. Una futura potencia que, en el foro de la ASEAN, no dio muestras de preocupación por los derechos humanosen un mosaico de países en los que, salvo raras excepciones, predominan los regímenes dictatoriales y autoritarios. Takeshita evitó cualquier referencia al respecto.

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