Tomadura de pelo

El pasado jueves 10 de diciembre leí en EL PAÍS un artículo sobre el presidente del Congreso, Félix Pons, ante el cual en un principio me sentí ingenuamente incrédula, luego perpleja y, por último, enormemente indignada.El tema al que hacía referencia era el precio del alquiler de la chabola en la que habita el citado señor en Madrid.

¿Cómo, me preguntaba, un individuo que milita en un partido que supuestamente defiende los intereses de trabajadores y jubilados, partido que les llama compañeros entonando La Internacional, osa vivir en una vivienda que nos cuesta a nosotros 450.000 pesetas mensualmente, mientras que con su tono paternal, diría cínico, se jacta de trabajar desde su cargo en defensa ele nuestros intereses?.

Me gustaría saber si éste, como dice Félix Pons, es el alquiler habitual para una vivienda normal en Madrid. Los trabajadores, a los que les han aumentado aproximadamente un 6% este año el salario, después de una dura lucha sindical, y los jubilados, que cobran auténticas miserias, ¿cómo podrán vivir dignamente en esta ciudad?

Aunque este artículo hacía referencia a un personaje concreto, creo que ya es hora de que estos personajes que desempeñan cargos públicos y que dicen ser nuestros benefactores nos rindan cuentas y se dejen de falsos altruismos.-