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TRIBUNALES

"Amaba a mi marido más que a mi vida, y por eso aguanté tanto", dice 'la parricida de Ondara'

María Ascensión Martínez, conocida como la parricida de Ondara, dijo ayer que mató a su marido, Alejandro Herrero, al sentirse amenazada de muerte. "Amaba a mi marido más que a mi vida, y por eso aguanté tanto", aseguró durante el juicio celebrado en la Audiencia de Alicante. El fiscal mantuvo su petición de ocho años de prisión para Ascensión, al estimar que cometió un parricidio con la atenuante muy cualificada de obcecación. El defensor pidió la absolución, al considerar que deben aplicarse las eximentes de legítima defensa, miedo insuperable y trastorno mental. La sentencia se conocerá antes de fin de año.

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Alejandro Herrero, de 38 años, detestaba que su esposa, María Ascensión Martínez, de 37 años, limpiara otras casas para sacar adelante a los cinco hijos del matrimonio. Además, Herrero quería que su mujer cobijara en su domicilio a "los dos hijos de una de las fulanas que tenía", según la acusada. Estas dos circunstancias eran la causa de las amenazas y malos tratos que la esposa recibía de su marido.La madrugada del 27 de octubre de 1986, Alejandro Herrero llegó a casa "como drogado", según su esposa. La amenazó de muerte: "Cinco campanadas han de sonar y cinco puñaladas te daré". Pero fue ella quien clavó 11 veces el cuchillo a su marido, que murió bañado en sangre. Psicólogos y psiquiatras dijeron ayer que la mujer "tenía la voluntad anulada".

"Le sobraba dinero"

Uno de los hijos contempló los hechos. Este testigo, Alejandro, aseguró ayer que su padre quemó esa noche 15.000 pesetas y dijo que se acababa de gastar otras 40.000, para demostrar que le sobrada el dinero y que no hacía falta que su mujer fuera "a hacer faenas por las casas". "Mi madre también me daba miedo aquella noche", dijo."Le sobraba el dinero, pero sólo nos daba 1.000 pesetas para pasar la semana. Hasta les quitaba el sueldo a los dos hijos mayores", señaló María Ascensión.

Para el fiscal, la mujer no tenía derecho a liberarse del marido de esa forma, aunque señaló que "la sangre la cegó, sin tener la conciencia anulada". Para el defensor, Ascensión, .mujer de costumbres tradicionales, sin un trastorno mental no hubiera matado a su esposo".

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