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La OCDE prevé que España recortara sus precios de consumo al 4,25% en 1988 y al 3,75% en 1989

España recortará sus precios al consumo en más de un punto, hasta alcanzar el 4,25% en 1988 y el 3,75% en 1989, según las previsiones semestrales realizadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la institución que agrupa a los 24 países más industrializados de Occidente. En el semestre anterior, la organización preveía una inflación del 4,75% en España para el próximo año. La OCDE prevé igualmente la entrada de la balanza por cuenta corriente española en situación de déficit, tras dos años de superávit moderado. Este déficit, producido por una situación común a los países comunitarios, tendrá lugar pese a la ganacia española de cuotas de mercado exterior.

La estimaciones de la organización, hechas públicas ayer en París, apuntan a una ralentización en el ritmo de crecimiento de la economía española, que perderá un punto al pasar del 4,5% al 3,5%. Según las variables analizadas en la Perspectiva Económica de la organización, los niveles de desempleo tenderán a disminuir moderadamente en nuestro país hasta 1989.La OCDE estima que la demanda interior española ha crecido en tomo al 7% en 1987 y que, pese al considerable aumento de las importanciones (consecuencia de la entrada en Da CE), el PIB progresó un 4,5%, el ritmo más rápido desde 1975. Con una inflación calculada en tomo al 5,2% en este año, se ha producido un déficit comercial entre los meses de mero y septiembre de este año que resultó ser el doble del registrado en el mismo período de 1986. Sin embargo, los ingresos turísticos han equilibrado la balanza, así como las entradas netas de capitales a largo plazo, que han supuesto 9.500 millones de dólares. Las reservas oficiales han sobrepasado los 28.500 millones de dólares en septiembre pasado, con lo que se alcanza un nivel superior al de la deuda exterior, por primera vez desde 1970.

El presupuesto español para 1988 prevé una inflación del 3%, y un crecimiento del PIB real de un 3,7%, lo que supondrá medidas de flexibilización fiscal con una reducción en torno al 10% de la presión impositiva para el contribuyente medio. Se prevé, asimismo, un aumento del consumo privado, un dinamismo de la inversión, tanto por las tasas de beneficios como por la entrada de capitales procedentes de la CE, unas perspectivas favorables para las empresas, en fin, que supondrá un aumento del empleo.

En cambio, no se vislumbra una reducción sensible del número de parados, porque las tasas de actividad aumentan rápidamente y, muy probablemente, siempre según el documento oficial de la OCDE, el aumento salarial sobrepase el 4% fijado por el Gobierno para 1988. Todos estos factores influyen en una bajada progresiva de la inflación hasta acercar la cifra española a la media de los países europeos.

El 'crash' bursátil

Por otra parte, la disminución del patrimonio financiero registrado en los países occidentales a causa del crash bursátil tenderá a debilitar su actividad económica en el transcurso de 1988. Esta situación producirá una propensión al ahorro de las economías domésticas de los países miembros, un fenómeno que se producirá con especial incidencia en Estados Unidos. El ritmo de crecimiento en los países desarrollados será del 2% en los años 1988 y 1989 (frente al 2%-2,5% previsto anteriormente), y mientras el paro aumentará, la inflación podrá ser fácilmente contenida con una estabilización de los precios en torno al 3,5%, de acuerdo con las previsiones de la organización. Para los próximos 18 meses las previsiones están, en todo caso, condicionadas al mantenimiento de una serie de variables.Entre estas variables, la OCDE hace hincapié en la ausencia de nuevos estallidos en los mercados de valores, la estabilidad en las tasas de cambio, el sostenimiento de una tasa de interes relativamente baja, la desaparición de la desconfianza de consumidores e inversores y una invariabilidad de las políticas económicas sobre la base de una reducción de 23.000 millones de dólares del déficit presupuestario norteamericano para 1988 y de 30.000 para 1989.

Acerca de los desequilibrios en las balanzas de pago y el endeudamiento, proseguirá una lenta reducción en el futuro, "el déficit norteamericano sobrepasará los 150.000 millones de dólares en 1987, mientras los excedentes de Japón y la República Federal de Alemania serán del orden de los 85.000 y 45.000 millones de dólares".

Las orientaciones de la OCIDE sobre la política económica de sus, miembros se basa en la necesidad de reducir el déficit presupuestario de EE UU. En Europa, la tasa de paro seguirá creciendo, lo que obligará a todos estos países a encontrar políticas individuales y comunitarias que puedan mejorar las perspectivas de crecimiento y reducir las tensiones financieras.

Otro de los aspectos subrayados es la necesidad de llevar a cabo una reforma de la política agrícola, causa de graves desequilibrios.

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