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Tribuna:LOS ATENTADOS DE ETA
Tribuna
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Ellos y su prole

La escalada terrorista, una vez en marcha, produce una lógica interna que alimenta la consideración de la violencia como medio de vida de los activistas y que no se detiene ni ante el asesinato de niños. Esa lógica se ve favorecida por las complicidades de unos y la pasividad de otros: aquellos que fingen creer, como en la Alemania nazi, que la cosa no va con ellos pues no son judíos.

El holocausto de Zaragoza, último eslabón de una implacable lógica genocida, ha reavivado en mi memoria unas palabras premonitorias: "Nos vamos de ETA porque ésta no es ya exclusivamente una organización política. Hay grandes sumas de dinero por medio, y muchos de sus militantes se han convertido en profesionales de la violencia". Esta confesión, en boca de algunos de quienes tuvieron el coraje y la lucidez de abandonar a tiempo la organización terrorista, ha ido cobrando una escalofriante actualidad. Sin dejar de ser una organización política, ETA ha sintetizado un modelo organizativo totalitario, mafioso y asesino. Me parece un grave error político ignorar cualquiera de esas tres facetas, pues ello conduce a simplificar la naturaleza de esa hidra ETA-HB y dificulta combatirla eficazmente.La dimensión totalitaria se configura alrededor del núcleo dirigente -algún nacionalista hitleriano y la fracción dominante marxista-leninista-, que cuenta con su brazo aririado en la cúpula terrorista y con sus ramificaciones civiles y de masas: HASI, HB, las gestoras pro amnistía y algunos grupúsculos comunistas convertidos tácticamente al ultranacionalisino.

En cuanto al dinero, es evidente que la utilización de los asaltos, extorsiones y secuestros ha desarrollado una dimensión mafiosa a la que se trata de disfrazar con una verborrea marxista: la recuperación de la plusvalía arrebatada a los trabajadores. Existen núcleos de la organización encargados de administrar, blanquear e invertir los miles de millones adquiridos alevosamente.

Quienes se acostumbran a vivir del robo organizado, del dinero no ganado, se convierten en excelsos candidatos para el gansterismo más vulgar. Todos sabemos que ese dinero paga liberados, organizaciones diversas, publicaciones, revistas y toda la red de complicidades.

"Cuando has aprendido a disparar a los l 6 o 17 años, para los 25 tu profesión es ésa, matar". Quienes lo afirmaban sabían de lo que hablaban. Pero mucho más elocuentes son los hechos diabólicos que, como Hipercor, Basauri o Zaragoza, nos revelan a profesionales del crimen obsesionados por evitar a cualquier precio quedarse en paro. Hay que matar para impedir la paz, la reinserción, la negociación democrática o lo que sea. Es la ciega defensa de la profesión.

Si se quisiera, desde la racionalidad, dar cuenta de todos los mecanismos políticos, sociales, psicológicos o psiquiátricos que están presentes en ETA-HB, incurriríamos en una gran ligereza. ¿Quién ha podido analizar exhaustivamente el fenómeno del nazismo y el holocausto hitleriano? ¿Cómo sintetizar la esencia del genocidio cometido por los jemeres rojos en Camboya? Si lo escrito o analizado sobre ellos no ha logrado aún agotar la comprensión de esas demencias despóticás y ultranacionalistas, ¿cómo podríamos nosotros decirlo todo sobre nuestros propios aprendices de genocidas, sobre sus visiones revolucionarias, sus alianzas, las complicidades y la fascinación temblorosa que provoca en el 16% de los vascos? ¿Cómo desvelar la implacable escalada que les exige -conscientes de que no basta con matar militares, policías, ex militantes, empresarios o profesionales para conseguir sus fines- poner en su punto de mira a bebés, niñas y niños, esposas, madres y a cualquier ciudadano de esta tierra?

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¿Creen acaso esos sanguinaríos que la vía del infanticidio acelerará el momento de su triunfo?

Negociación

Con crímenes como éste nos hacen saber que no se negociará de cualquier forma, sino cuando nos dobleguemos abatidos por tanta sangre inocente. Es decir, que no aceptarán la paz y el cese de la violencia, sino que impondrán logros tácticos -la alternativa KAS- para iniciar después una nuievajase de la lucha (léase: para poder seguir matando) hasta alcanzar la meta revolucionaria.

A partir de entonces aplicarán la solución final, el Euskadi año cero. Como consecuentes déspotas, no buscan la adhesión mayoritaria del pueblo vasco. Asegurada la fidelidad de sus votantes, esa disciplinada clac, les basta con encontrar aliados oportunistas que añadan la suficiente desunión y confusión entre las fuerzas democráticas como para debilitar la respuesta de los que, más allá de neuróticos egocentrísmos, aman la paz y la libertad por encima de todo.

Por ello, los dirigentes de Herri Batasuna se centran ahora en el tema de la autodeterminación -jaleado por otros irresponsablemente- para mantener en jaque a nuestra democracia y servir de cobertura a los 11 cadáveres -cinco niñas, dos mujeres y cuatro guardias civiles-, última hazaña de los profesionales de la muerte.

Nuestras instituciones han solicitado con nuevo énfasis la participación ciudadana en las iniciativas contra el crimen organizado. Se nos invitó así a acudir a la manifestación de Zaragoza. Todo esto es necesario y honroso. Pero no basta. Es en Euskadi donde el pueblo vasco tiene que ponerse en pie y salir a la calle para clamar contra,su propio cáncer. Estamos tardando demasiado. Hay niñas y niños, madres y esposas, guardias civiles; en suma, vidas humanas, que preservar junto con nuestra propia libertad.

Salvo que haya entre nosotros quienes secunden aún las escalofriantes teorías que sirvieron de justificación a los hornos crematoríos y que están latentes en las masacres de ETA: al fin y al cabo, no son de nuestra raza, son los judíos y su prole.

José Antonio Osaba ex dirigente sindical vasco, es abogado y economista.

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