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Gran golpe de la justicia italiana a la Mafia

Juan Arias

Un tribunal de Palermo propinó ayer a la Mafia el mayor golpe que la justicia italiana haya infligido jamás a la organización delictiva. Al cabo de 36 días de deliberaciones en total aislamiento de sus miembros, un jurado compuesto por sicilianos, como la gran mayoría de los acusados, sentenciaba 18 condenas a cadena perpetua y 30 siglos de cárcel en su conjunto a 4,150 presuntos miembros de la Mafia.

La sentencia ha confirmado el famoso y tan discutido teorema Buscetta, es decir, la tesis del gran arrepentido y acusador de que existía una comisión o cúpula de responsables de los cientos de asesinatos cometidos en los últimos años por la Mafia. En consonancia, los integrantes de esa comisión plenaria han sido condenados a la pena de cadena perpetua, que es el máximo castigo previsto por la ley italiana.Entre sus componentes figuran nombres que han hecho tristemente célebres las crónicas de los años de fuego de la Mafia. Entre ellos, El Papa, es decir, Michele Greco, quien últimamente se había pasado al campo de la mística y mataba las horas en la cárcel leyendo la Biblia, Salvatore Riina, Bernardo Provenzano, Filippo Marchese, Nitto Santapaola -acusado de haber ordenado el asesinato del general de carabineros y gobernador de Palermo, Alberto Dalla Chiesa- Rosario Riccobono y Vincenzo Sinagra.

A los dos grandes arrepentidos, gracias a los cuales se pudo llevar a cabo el proceso, Tominaso Buscetta y Salvatore Contorno, los jueces les han castigado sólo a tres y seis años de cárcel, respectivamente. Buscetta había ido a declarar ante el tribunal desde EE UU, donde vive protegido tras la muerte de casi toda su familia, bajo las balas de la Mafia.

Los componentes del tribunal, el presidente Alfonso Giordano, el juez Pietro Grasso, y los seis jueces populares, cuatro mujeres y dos hombres, todos ellos gente sencilla de Palermo con indudable coraje, se presentaron ayer tarde en la famosa aula-bunker del proceso, abarrotada de público formado por periodistas, abogados y familiares de los acusados, a las seis y seis minutos de la tarde, con tres horas de retraso sobre lo anunciado. Ello ha hecho, pensar que hayan podido producirse divergencias entre los magistrados para alcanzar un veredicto.

Durante los 36 días en que los jueces han estado en capilla, han residido en unas habitaciones construidas en la misma aula-bunker, en absoluta incomunicación, sin televisión ni periódicos, y han servido, entre otras cosas, para que el juez Grasso se dejara crecer una gran barba negra con la que sorprendió ayer a su salida al público y a sus familiares, que lo habían visto entrar rasurado. Nada se ha sabido de la vida de los jueces en su retiro; tan sólo que el presidente Giordano luchaba contra la falta de actividad física haciendo yoga, y los demás, gimnasia sueca. Todos disponían de un ordenador con el que consultar un millón de páginas de documentos de un proceso que ha durado 21 meses y en el que han participado 200 abogados.

Los acusados aguardaban ,que se conociera la sentencia, unos entre chanzas, otros con la secreta esperanza de que las amenazas veladas hubieran amedrentado a los jueces, y otros, finalmente, en la impasibilidad de quien está convencido de que quien dirá la última palabra, como siempre, será la Mafia. Más de un centenar de los 460 procesados, entre ellos la mitad de los condenados a cadena perpetua, han sido juzgados en ausencia.

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