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ANÁLISIS

Los nacionalistas serbios se apuntan un tanto

La destitución de Ivan Stambolic como presidente de la república yugoslava de Serbia, anunciada el lunes en Belgrado, supone una nueva victoria del sector más radical del nacionalismo serbio en la Liga de los Comunistas y un nuevo motivo de preocupación para los albaneses en la provincia de Kosovo y las repúblicas septentrionales de Eslovenia y Croacia.Stambolic ha sido relevado por el general Petar Gracanin, ex jefe de las fuerzas armadas yugoslavas, una personalidad notoriamente gris y obediente al jefe de la Liga de los Comunistas de Serbia, Slobodan Milosevic. Éste es el auténtico vencedor de la pugna por el poder que se desarrolla en la república de Serbia desde hace meses y que Stambolic ya tenía perdida al menos desde la destitución en septiembre de su destacada aliada la jefa del partido en Belgrado, Dragisa Pavlovic.

Con Milosevic se ha impuesto en la república serbia la facción comunista partidaria de una mayor dureza en la lucha contra la subversión albanesa en la provincia autónoma de Kosovo. Stambolic y Pavlovic habían intentado imponer una línea de moderación en la respuesta al nacionalismo albanés, mientras Milosevic ha jugado claramente la carta del patriotismo exacerbado, pugnando por una mayor hegemonía serbia en Kosovo, habitada en un 85% por albaneses.

La minoría serbia en Kosovo, que representa el 13% aproximado de la población, se considera víctima de frecuentes abusos y violencia por parte de la mayoría albanesa.

Hasta ahora han sido baldíos los esfuerzos de Belgrado de frenar la emigración de serbios de Kosovo y evitar así que en un futuro próximo esta provincia esté habitada exclusivamente por albaneses, con el consiguiente incremento de la presión secesionista. Los serbios consideran Kosovo como su cuna cultural y religiosa.

La sensación de muchos serbios de estar siendo expulsados de la tierra más genuinamente serbia por una población albanesa en continua expansión ha hecho brotar un nacionalismo radical propenso al enfrentamiento con el nacionalismo albanés, partidario de recortar las competencias autonómicas de Kosovo y reprimir la cultura albanesa. Milosevic ha sabido aprovechar este estado de opinión para hacerse con el poder y eliminar políticamente a Stambolic. Al margen del problema albanés, Stambolic y Milosevic difieren políticamente mucho menos de lo que pueda pensarse. Stambolic permanecerá en la presidencia colectiva de la república.

La crisis política yugoslava y el reforzamiento de la línea dura serbia en Belgrado está despertando grave preocupación en las capitales occidentales. "La crisis yugoslava no es un problema económico, es una cuestión de vital importancia para la seguridad europea", según diplomáticos occidentales. Éstos no ocultan su temor ante la posibilidad de que la actual evolución en la república plurinacional lleve a una peligrosa desestabilización en los Balcanes y los serbios se decidan a un acercamiento político a la URSS, que muchos añoran.

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