Lledó y la Universidad

En EL PAÍS del día 14 de diciembre leo con desagradable sorpresa las puntualizaciones del profesor Jacobo Muñoz a la carta de solidaridad con don Emilio Lledó aparecida en ese periódico en una fecha anterior. Soy responsable de la inclusión en dicha carta de su firma, que a decir verdad nadie habría pensado en solicitar. Tras la insistente petición de este señor, que me fue transmitida a través del profesor Andrés Martínez Lorca, rogué a los promotores del escrito que añadiesen su nombre a la lista de firmantes, como finalmente se hizo en contra del parecer de alguno de aquellos. Entiendo que cuando alguien se empeña en estampar en cartas de esa índole una firma no solicitada, como repito que es el caso del profesor Muñoz, o bien ha de tomarse la molestia de conocer con antelación el texto a firmar o bien se compromete sin reservas a aceptar la redacción de los autores del mismo. Éstas son normas de educación elemental que resulta penoso verse obligado a recordar a los colegas y cuyo generalizado olvido, amén de otras carencias, contribuye a hacer tan insufrible la vida en la Universidad actual. Tener que convivir con gente así, que ignora por completo qué son buenos modales, es realmente una cruz. Catedrático de Universidad.