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Crítica:'JAZZ'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Desorden y concierto

Todo empezó bajo el signo del caos, pero la convocatoria se tradujo en un largo concierto en el que el San Juan era de nuevo un gran club de jazz. Edja Kungali compareció a la cita, y los invitados, Sunny Murray y Mal Waldron, se convirtieron en anfitriones, con Monty Waters y JeanJacques Averell como nuevos invitados. Nacía el Sunny Murray Quartet.Hace más de 20 años que Waldron y Murray viven en Europa, pero no da la impresión de que hayan tropezado a menudo en este continente. No son músicos condenados a entenderse. Antes de establecerse en Alemania, Waldron ya había impactado en la escena estadounidense: con Billie Holliday, en la escuela modal, con Max Roach, compositor (Fire waltz y Straight ahead son dos de sus temas más conocidos). Murray emergió, pocos años después, como gran baterista del free jazz. Estuvo con Albert Ayler y Cecil Taylor en los momentos fundamentales. Waldron mismo postula su "acercamiento económico" (explotando cada nota) al piano, mientras Murray es un baterista circular, de discurso constante, que siempre nos remite al mismo interrogante: ¿cómo se puede tener tanto swing en la inobservancia de cualquier simetría?

Sunny Murray

Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 13 de diciembre.

No fue, pues, una maldición que no se entendieran mucho. Murray ejerció corno líder, tocó mucho y bien, pero es difícil encontrarle cuando lo que se busca es un acompañante. Fue capaz de llevar a Waldron de la economía al ahorro y colapsar dos solos del espléndido contrabajista Averell.

Con Monty Waters, un artista de verdadero impacto, también iba a la guerra y sólo a lo largo del concierto fueron perdiendo la costumbre de pisarse los talones en los finales.

Tenían ganas de tocar y acabaron ofreciendo dos conciertos con un temario disperso, en el que a veces se regalaban veneno, como en el caso de Someday my prince will come, un tema en las antípodas de Murray. Waldron sedujo a su altura en las composiciones modales y Monty Waters mostró que puede ser un clásico en la exposición de un tema como Star Eyes y deslumbrar cuando puede transitar por las armonías libres del free jazz. Es acertadamente contundente, pero, cuando se pone delicado, puede llegar a recordar la escuela blanca de su instrumento.

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