_
_
_
_
_

La única iglesia mudéjar de Madrid está ocupada por viviendas y oficinas

La única iglesia de estilo mudéjar de Madrid, la ermita de Santa María la Antigua, se encuentra en un alarmante estado de abandono y deterioro, a pesar de que el Ministerio de Cultura la declaró monumento histórico-artístico en el año 1981. Ubicada en el distrito de Carabanchel, a escasos metros de la cárcel, hace las veces de capilla del cementerio parroquial. Seis construcciones, viviendas, oficinas y retretes, levantados en el interior y en el exterior, han transformado su estructura y aspecto originales.

El párroco Manuel Díaz Soto se dirigió el pasado 1 de diciembre a la Consejería de Cultura de la Comunidad, respaldado por un grupo de feligreses, para pedir la urgente restauración de la ermita. Santa María la Antigua, construida en ladrillo y mampostería de granito en la baja Edad Media, entre los siglos XIII y XV, cuenta con importantes elementos arquitectónicos del mudéjar toledano y castellano-leonés, reunidos en una misma edificación rural.Chabolas y cobertizos de madera, una torre metálica de alta tensión y un aparcamiento, utilizado para el lavado de vehículos, ocupan el barrizal situado frente a la fachada principal de la ermita. Seis construcciones realizadas en el interior y en el exterior han transformado su estructura y aspecto original hasta extremos inimaginables en otros monumentos de similar importancia.

La más antigua es una caseta adosada al ábside, quizá en el siglo XVII, que fue sacristía de la capilla, aunque hoy permanece desocupada y sin uso concreto. Unos modernos retretes, a los que se accede por el cementerio, y un alineamiento de nichos del siglo XIX se incrustan también en el muro del ábside, ocultándolo de la vista en sus tres cuartas partes. Asimismo, la nave está tabicada por una vivienda y la oficina del cementerio.

La torre soporta por el exterior la carga de una vivienda más que pudiera ocultar otra posible puerta de entrada a la ermita. El ladrillo y el granito de toda la fachada, excepto la portada, están cubiertos con una capa de cal, y toda la nave, incluidos los arcos, con otra de yeso y pintura. En los seis años transcurridos desde la declaración de Santa María la Antigua como monumento histórico-artístico la Administración pública no ha efectuado reparación alguna en la ermita, aunque tal declaración implica que debería estar sometida a vigilancia y protección.

Tampoco el arzobispado de Madrid, propietario del monumento, ha subsanado los desperfectos, si bien en su día reconoció los méritos y el valor artístico del edificio en un informe de la Academia de Arte e Historia San Dámaso.

El párroco no ha pensado todavía dónde instalará las dependencias del cementerio si la Consejería de Cultura decide finalmente la restauración, pero confía que el problema lo resuelva el arzobispado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Degradación del entorno

Por su parte, el concejal de la Junta Municipal de Carabanchel, Joaquín García Ponte, ha declarado que está dispuesto "a hacer lo que haga falta" para salvar la ermita. El Ayuntamiento, no obstante, ha consentido desde 1981 la degradación del entorno, una zona por la que transitan sólo los visitantes del cementerio y de la cárcel.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_