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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una potente adaptación

Les sept péchés capitaux des petits bourgeoisLyon Opera Ballet y Compagnie Majuy Marin, con la Orquesta de la ópera de Lyón. Puesta en escena y coreografía: Maguy Marin. Decorados y vestuario: Montserrat Casanova. Dir-xción musical: Jacek Kasprzyk. Interpretes: Maguy Marin, Carthy Polo, Pierre-Yves Le Maigat, René Schirrer, Michel Fockenoy, Fréderic Plantak. ópera de Lyón, 5 de diciembre de 1987.

Francesa y de padres españoles, Miguy Marin, bailarina del mítico Ballet du XXéme Siécle de Maurice Béjart durante más de siete años, ha roto con las formas tnidicionales de la danza en provecho de una expresión propia. En 1979 se estrena como coreógrifa en La jeunefille et la mort y en 1981, su May B se consideraría una obra maesra. Despues de su reputada Cendrillon, de 1985, fue condecorada con la orden de la; Artes y las Letras. El pasado sábado estrenó en la Opera de Lyon Los siete pecados capitales, según argumento de Bertolt Brecht y partitura de Kurt Weill. Es una producción de la compañía Maguy Marin en colaboración con el Ballet de la Opera de Lyon.

En el año 1933, Georges Balanchine encargó a Kurt Weill un ballet para su compañía. El estreno había de tener lugar un 7 de junio, en el Théátre des Champs Elysées de Paris, con Tilly Losch y Lotte Lenya. Como última obra concebida por el dúo Brecht Weill, Los siete pecados capitales ha despertado siempre el interes de los mejores coreógrafos: Harald Lander (1936), Maurice Béjart (1961)ín Milko Sparemblek (1962) y Pina Bausch (1979) hicieron su propia versión.

La novísima adaptación de este ballet, la de Maguy Marin, es producto de un trabajo minucioso. Como los antiguos tratados de física, se divide en dos partes: estática y dinámica. La primera, subtitulada De los pequeños burgueses es, por así decirlo, un paisaje social.

Las coordenadas espaciotemporales vienen marcadas con insistencia por referencias a la crisis económica, al cine mudo o al cabaré, de modo que se produce un distanciamiento respecto al público y se embotella el producto en la Europa de los años treinta.

Encarnación del mal

Sobre la escena no hay personajesl sino fantasmas de un subconsciente colectivo ajeno. Marin pone de relieve en su coreografia los rasgos misteriosos e inquietantes de la obra mediante un mundo onírico a través del cual se plasma la encarnación de los pecados, del mal.La segunda parte -la dinámica- recoge íntegramente la partitura de Weill. No fue ésta la primera intención de Maguy marin, pero la Fundación Kurt Weill esgrimió argumentos jurídicos para impedir toda alteración.

El resultado se acerca al teatro total que pretendían Brecht y Weill. Con un montaje ciertamente original y profusión de medios técnicos, el espectáculo permite escasos lucimientos personales.

Sin embargo, no pasa desapercibida lla intepretación de Maguy Marin. en el papel de Anna I, ni su adecuado timbre de voz, acorde con la melodía y el texto. También es correcta la interpretación dancística de Cathy Polo, en el papel de Anna II.

Dado que la estructura de la obra permite cierta libertad conceptual, Marin optó por un viaje a través de los pecados, er el que se unen la tragedia y la, farsa. Tal vez esta aproximación pueda ser discutida o controvertida, pero la potencia del espectáculo no está en la estructura, sino en la fuerza, el gesto, la imagen y la coordinación del movimiento.

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