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Juegos de Seúl 88

A medida que los Juegos Olímpicos de 1988 se aproximan, inversores de Europa Occidental, de América y del resto del mundo no comunista nos van a recordar que los participantes necesitan dinero para entrenarse, para competir contra los atletas financiados por el Estado. El hipernacionalismo y la politización de las reuniones olímpicas son una cuestión contravertida que en ocasiones entra a formar parte de los éxitos de los atletas. Por ello, puede ser importante tener en cuenta el extraordinariamente duro juego que la comunista Corea del Norte juega contra Seúl, el anfitrión de los Juegos de la Olimpiada de 1988. Recientemente, las tropas de Corea del Norte abrieron fuego en la zona desmilitarizada, hiriendo a un soldado surcoreano. A pesar de esto, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, todavía quiere acercarse a las demandas de Corea del Norte de organizar alguna de las competiciones de los Juegos de la Olimpiada de 1988. En una reciente conferencia de prensa Samaranch aludió a la fecha del 17 de enero, límite para aceptar la inscripción en los Juegos de Seúl. Pero "el COI esperará y mantendrá la puerta abierta", según dijo Samaranch. Es difícil buscar excusa para este contrasentido. Quizá Samaranch teme que una Corea del Norte ofendida puede provocar un boicoteo o algo peor. Pero las puertas abiertas de Samaranch no invitan más que a los problemas.1 de diciembre

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