Estreno de González-Acilu en Euskadi

El programa ofrecido esta semana por la Sinfónica de Euskadi en Pamplona y las tres capitales de la comunidad vasca tenía su centro de interés en la primera audición del Concierto para violonchelo, del navarro Agustín González-Acilu.La obra es la segunda entrega de un proyecto, declarado por el autor, de escribir partituras para cada uno de los instrumentos del trío tradicional, que piensa culminar con un triple concierto que reuniría a los tres. La primera, un concierto para piano, se estrenó en Pamplona, en 1978.

Construidos de un solo trazo sobre ideas fugaces que no llegan a desarrollarse, explotando los registros extremos de la orquesta, los 17 minutos que dura la pieza ahora dada a conocer responden más al modelo de la sinfonía con violonchelo obbligato que al del concierto. En ese movimiento perpetuo circulan sin descanso materiales que no alcanzan a encontrar su perfecto acomodo en el seno del discurso musical, ni un equilibrio cumplidamente concertante.

Lluís Claret defendió con rigor la parte solista, de grandes exigencias técnicas, secundado por un director atento y aceptables prestaciones de la agrupación.

Si la genial Sinfonia da requiem, de Benjamin Britten, conoció asimismo una lectura capaz de sostener la atención del oyente, los resultados en la Tercera de Brahms, que cerraba la velada, fueron muy deficientes.