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El 'gran' problema

Los titulares de los periódicos son a veces motivo de quejas de los lectores. Las más frecuentes de éstas suelen referirse a titulares que no se corresponden o son contradictorios con lo que dice el texto. El pasado domingo 8, en el suplemento en color de EL PAÍS se publicó una entrevista del presidente del Gobierno, Felipe González, con el director del periódico, Juan Luis Cebrián. Desde Palencia, Isaac Ibáñez García protesta: una "frase destacada en letras grandes tergiversa el sentido del texto verdadero".En uno de los sumarios se atribuía a González lo siguiente: "A mi juicio, sólo queda un problema por resolver: es el terrorismo y su impacto en cuestiones como la articulación del Estado". Lo que el presidente del Gobierno dijo, y así figura en el texto de la entrevista, fue: "A mi juicio, queda un gran problema por resolver: es el terrorismo y su impacto negativo sobre algunas cuestiones importantes, como la articulación del Estado".

Salvo el adverbio sólo, el resto del sumario responde, aunque no literalmente completo, a lo expresado por Felipe González. ¿De dónde sale, entonces, ese sólo? "Modifica el significado de la frase", escribe Ibáñez. El redactor jefe del semanal, Daniel Gavela, lo explica: "Se trata de un evidente error de edición, pero no de un intento de tergiversar las palabras de Felipe González. La transcripción de la conversación se envió al entrevistado, conforme establece el Libro de estilo de EL PAÍS, y entre las precisiones introducidas por el presidente figuraba una referida a esta frase, que se tuvo en cuenta en el texto, pero no en el sumario correspondiente. Donde se decía 'sólo queda un problema por resolver', el presidente, tras revisar el borrador, precisó: 'Queda un gran problema por resolver". Gavela admite sin ambages: "El lector tiene razón'.

El ombudsman del diario Register, de Santa Ana (California), Pat O. Riley, en respuesta a un lector que le advertía de un fallo parecido al que señala Isaac Ibáñez, recomendó a su comunicante: "Cuando el titular y el texto dífieran, apueste en favor del texto".

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Lo andalusí

Se escribe con frecuencia Al Andalus como sinónimo de Andalucía y andalusí como sinónimo de andaluz. Es un error importante: los andalusíes no se corresponden exclusivamente con los actuales andaluces ni Al-Andalus equivale exclusivamente a la Andalucía de las ocho provincias que forman la región de este nombre.

El pasado 21 de octubre, en la última página de EL PAÍS, Carles Cols escribía desde Barcelona sobre la libanesa Haiat Hainmoud y la trataba de "profesora de literatura andaluza". Hainmoud acababa de pronunciar una conferencia con motivo de unas jornadas sobre el mundo árabe. La profesora contaba a Cols que había estado en cuatro ocasiones en Andalucía. Y añadía: "Pero viajé también por el norte de la Península, una ruta que los árabes suelen olvidar cuando vienen a visitar España".

El doctor Mikel Epalza, profesor titular del departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la universidad de Alicante, escribe a EL PAÍS para señalar que es defectuoso hablar de "literatura andaluza", "cultura andaluza", cuando se trata de "literatura andalusí" y de "cultura andalusí", como es el caso de la especialidad que ocupa a la profesora libanesa. Andalucía, dice Epalza, es sólo una parte de Al Andalus, distinción que es "absolutamente necesaria para poder englobar en lo andalusí a cosas que no son de Andalucía sino de la época musulmana de Toledo, Valencia, Aragón, etcétera".

Carles Cols considera justa la puntualización del lector. El error, aclara, fue consecuencia de que, antes de la conferencia, Haminotid "fue presentada como profesora de literatura andaluza", dato que transcribió literalmente sin reparar en la incorrección que ello suponía. "Además", añade, "la conferencia trató principalmente sobre si debía hablarse de arabización o islamización de la península Ibérica, más que abordar la verdadera especialidad de la profesora, hecho que contribuyó aún más a impedir que percibiera el error".

En el diccionario de la Real Academia Española se atisba la la diferencia que señala el lector: define la palabra andalusí como "perteneciente o relativo al Alándalus o España musulmana" (los arabistas escriben al-Andalus; la Academia Española escribe Alándalus), es decir, la mayor parte de España, si no toda. El catedrático Joaquín Vallvé Bermejo, en la revista de estudios árabes Al-Qantara, escribía en 1983 que "los musulmanes de la Edad Media aplicaron el nombre de al-Andalus a todas aquellas tierras que habían formado parte del reino visígodo: la península Ibérica, la Septimania francesa y las islas Baleares". Para aquellos pueblos musulmanes, pues, todos los españoles seríamos andalusíes.

Gazapo

En el suplemento Temas de nuestro tiempo publicado el pasado día 5 aparecía una fotograflia de Lenin. El pie explicativo decía: "Lenin celebra en la plaza Roja de Moscú el 36º aniversario de la Revolución (...)". Mal pudo el líder soviético celebrar tal aniversario: la revolución bolchevique se inició en 1917 y Lenin murió en enero de 1924. Échese la cuenta. Armando López Carrasco, asiduo colaborador del ombudsman, llama la atención sobre el error. El autor del pie reconoce el gazapo: fue hijo de la precipitación con que tuvo que escribir el texto.

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