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El centro cultural árabe más importante del mundo abre sus puertas en París

El Instituto del Mundo Árabe está dotado con las tecnologías más avanzadas

Lluís Bassets

El presidente francés, François Mitterrand, inaugurará mañana oficialmente el último regalo de la ciudad a sus vecinos y visitantes, el Instituto del Mundo Arabe (IMA), un soberbio edificio acristalado, colmo de las tecnologías de punta en arquitectura, que alberga en su interior el centro cultural árabe más importante del planeta, países árabes incluidos.

París ofrece casi cada año una gran novedad cultural y arquitectónica. Las dos últimas han sido la Ciudad de las Ciencias y de la Industria de La Villette y el Museo de Orsay. Para los próximos años crecen ahora el nuevo Louvre -remodelado alrededor de su pirámide de cristal-, la colosal ópera de la Bastilla y el edificio en forma de cubo vacío de La Défense, que albergará la Fundación de los Derechos Humanos, instalada con motivo del bicentenario de la revolución y de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. A este espectro se le une ahora el Instituto del Mundo Árabe.El IMA contiene un Museo de Arte y Civilización Árabe e Islámica un centro de documentación audiovisual, una biblioteca, salas de reunión y conferencias y dos restaurantes. El museo ha sido creado a partir de las colecciones francesas dispersas, principalmente en el Louvre y en el Museo de Artes Decorativas, y en él se ofrece un panorama del arte y de las sociedades árabes desde la fundación del islam hasta la pintura contemporánea.

España, citada una y otra vez en todas las guías y publicaciones, está representada por muy pocas piezas. Algunos objetos de los primeros Omeyas españoles (siglo X), un capitel de Medina Zahara, un toro en bronce del siglo XIII y unas baldosillas caligrafiadas de la Alhambra.

El centro de documentación y la biblioteca están dotados de las tecnologías de consulta más avanzadas. Un sistema de videodiscos permite al público acceder a la colección de fotografías, grabaciones videográficas y sonoras mediante unas sencillas operaciones sobre un teclado. Como símbolo del espíritu tecnológico del nuevo centro, una de las primeras exposiciones, El zoco informático, permite a los visitantes de cultura islámica acceder a los últimos avances en programas escritos y pensados para el mundo árabe, y a los profanos, romper en escasísimos minutos el estereotipo occidental que vincula islamismo con atraso.

El Corán, informatizado

Uno de los programas más espectaculares es el que contiene el Corán, vaciado por temas, motivos e incluso por todas y cada una de las palabras utilizadas. La caligrafía árabe utilizada en estos programas informáticos no desmerece en nada de la belleza clásica de los caracteres manuales. Con signos árabes es posible hoy día realizar programas en Basic. La tecnología utilizada es, en su mayor parte, japonesa pero el software y el diseño de los teclados y de los equipos suelen ser originarios de países como Kuwait o Arabia Saudí. En los países de la península Arábiga se halla el grueso de la clientela, aunque empieza a crecer la demanda en el Magreb.El IMA depende de una fundación, creada en 1980, en la que están representados 21 Estados árabes, además de Francia. El único país árabe que no ha participado en la fundación es Egipto, como resultado de las represalias suscitadas por los acuerdos de Camp David entre Anuar el Sadat y el presidente norteamerícano Jimmy Carter.

El proyecto del IMA empezó en 1981, por lo que es la primera obra pública cultural que empieza y termina bajo el mandato del presidente de la República, François Mitterrand. Aunque es el resultado de las relaciones privilegiadas que mantiene Francia con los países árabes, el IMA es también un símbolo del pluralismo cultural y religioso de la sociedad francesa, en la que es creciente el peso del mundo árabe e islámico.

La construcción del IMA ha costado 341 millones de francos (6.820 millones de pesetas). Más de la mitad (187 millones de francos) ha sido aportada por el Estado francés, que ha cedido también el solar, y el resto ha sido repartido entre los 21 países fundadores. El presupuesto de equipamiento, financiado en un 60% por Francia, se eleva a 120 millones de francos (2.400 millones de pesetas). El presupuesto de funcionamiento para 1987 es de 752 millones de francos (1.500 millones de pesetas).

Centro Pompidou del islam

Francia ha desembolsado en la creación de este centro Pompidou del mundo árabe un total de 259 millones de francos (más de 5.000 millones de pesetas). El personal del IMA es francés y árabe en proporciones idénticas. Toda la rotulación y las publicaciones son bilingües, en francés y árabe.El edificio del Instituto del Mundo Árabe se halla a orillas del Sena, frente a las islas de San Luis y de la Cité. Su fachada norte, sobre el río, sigue la curva del meandro. Su fachada sur, que da sobre una enorme losa de piedra vecina a la universidad de Jussieu, cuenta con el elemento tecnológico más espectacular. Sobre cada uno de los cristales cuadrados que traman la fachada aparece el dibujo de una filigrana geométrica, que convierte la enorme superficie en una celosía. Pero las filigranas se mueven siguiendo las instrucciones de unas células fotoeléctricas, con el objetivo de proporcionar mayor o menor luz en función de la luminosidad del día.

El proyecto y la dirección de las obras han sido realizados por un nutrido equipo de jóvenes arquitectos, dirigidos por Jean Nouvel, que se han encargado de diseñar todos los detalles, desde el envoltorio refulgente hasta la arquitectura y el mobiliario del museo, modulable y adaptable a las necesidades de las exposiciones temporales, a los cambios de presentación y a la ampliación de las colecciones. La eficacia del diseño se combina con numerosos elementos simbólicos que acompañan al edificio.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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