Finaliza el secreto
El acuerdo alcanzado en Ginebra por Shultz y Shevardnadze sobre los últimos detalles del tratado sobre los euromisiles confirma que la dinánÚca iniciada hace un año en la cumbre de Reikiavik está funcionando. No se ha roto ni por las dificultades de Reagan en EE UU ni por los problemas a los que se ha enfrentado Gorbachov en Moscú.En cuanto Gorbachov aceptó dar fecha al encuentro con Reagan, los dos países tenían que llegar a un acuerdo. La impresión es de que, si han existido dificultades para que los jefes del Ejército renunciaran a sus SS-20, éstas se resolvieron hace meses.
Los detalles arreglados en Ginebra no son menos importantes. Si se entiende bien, centenares de controladores van a poder visitar hasta 20 veces al año, y a veces incluso sin haber sido invitados, distintas instalaciones mi litares de las más secretas de las dos superpotencias, y esto du rante 13 años. Otros inspeccío narán la fabricación de misiles como los SS-25, último modelo de ingenio estratégico soviético, que no es tá incluido en los acuer dos. Hasta para los norteameri canos, éstas son novedades que a ciertos militares costará sopor tar. Pero para la URSS, país en fermizamente celoso por guardar sus secretos, es una revolución.
El levantamiento del secreto que se anuncia sobre una parte por lo menos de los arsenales nu cleares va a trastocar la mentali dad defortaleza asediada. Es una buena cosa, aunque puedan aparecer otros problemas.
, 27 de noviembre
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