Argentina, en números rojos
El presidente argentino, Raúl Alfonsín, llegó a la cumbre de Acapulco en el momento más crítico de su Gobierno. Todos los indicadores de la situación económica se agravan día a día. Las organizaciones que reúnen a obreros y empresarios exigen la sustitución del ministro Juan Sourrouille, que ya ha hecho todas sus apuestas y confila sólo en el milagro italiano.La realidad social se mide en números: el 19,5% de inflación, que obligó en octubre a la aplicación urgente de un nuevo plan de ajuste sobre el ajuste, con el consiguiente congelamiento de precioá y salarios, no detuvo el alza de los precios. Para noviembre se prevé un índice superior al 10%. El país se encuentra en una virtual situación de suspensión de pagos al exterior, sin que se haya declarado una moratoria unilateral.
El saldo comercial del año será inferior a 900 millones de dólares y los préstamos del Gobierno de Estados Unidos -además de la cuota de 210 millones de dólares que debía otorgar el Fondo Monetario Internacional por un crédito aprobado a comienzos del añoestán demorados. Los acreedores aguardan a que el Parlamento apruebe el llamado paquete de impuestos, con el que el Gobierno espera reducir su déficit a la mitad. El salario del obrero industrial ha caído ya al nivel más bajo desde 1983 y sólo cubre el 43% de las necesidades básicas. La demanda de alimentos se ha reducido en un 15% en el último mes.
