Los cubanos amotinados han empezado a negociar
La tensa batalla de las prisiones entre 1.400 cubanos que no quieren ser deportados y el Gobierno norteamericano, que ha pactado con Fidel Castro devolverlos, continuaba ayer en un punto muerto, con el país paralizado en la fiesta del Día de Acción de Gracias y cumpliendo el rito de la comida del pavo. Cinco días después del inicio del motín comienzan a surgir interlocutores válicabo su décima huelga general contra la política económica del Gobierno radical en menos de cinco años de restauración democrática. "Nuestra paciencia no tiene límites", dijo un portavoz del Departamento de Justicia, que garantizó que no asaltará las cárceles de Oakdale, en Luisiana, y Atlanta, en Georgia, mientras los 122 rehenes que tienen en su poder los marielitos no sean maltratados. Cien integrantes de una unidad militar especial del Pentágono -la Fuerza Delta- han sido trasladados a Atlanta, a petición del ministro de Justicia, Edwin .Meese. Las autoridades civiles quieren su consejo técnico, pero son una fuerza capaz de penetrar -con el menor daño posible- en un lugar ocupado por un adversario y de liberar secuestrados.
En Oakdale, donde están detenidos los presos menos peligrosos condenados por delitos menores, las negociaciones han cristalizado y se confía en una solución pacífica, aunque no inmediata. Cuatro cubanos han sido elegidos para llevar las negociaciones. Los marielitos de esta prisión han comunicado que están dispuestos a ser enviados a un tercer país -nunca a Cuba-, lo que podría resolver el problema, siempre que Estados Unidos encontrara un Gobierno que aceptara a unos centenares de delincuentes, algunos de ellos peligrosos, y enfermos mentales.
Pero los cubanos que se amotinaron el pasado sábado, después de conocer el acuerdo de emigración alcanzado entre Reagan y Castro, que permite su inmediata deportación a Cuba, continúan insistiendo en una lista de siete exigencias, encabezadas por la concesión de la ciudadanía norteamericana y garantías de que nunca serán devueltos a su país. Las autoridades sólo ofrecen de momento estudiar caso, a caso y retrasar las deportaciones, que no af¿ctarían posiblemente al - ciento por ciento de los marielitos en prisión.
El problema en- Atlanta, donde la situación es mucho más delicada que en Oakdale, es la ausencia de un liderazgo claro entre los amotinados, que se dividen en una decena de fracciones que hacen muy dificil la negociación. En esta prisión se encuentran los presos más dificiles con penas más largas, los duros. "La situación en Atlanta es estable% según admiten los portavoces del Gobierno.
R6nald Reagan, que se encuentra en su rancho de California pasando el puente del Día de Acción de Gracias, la'principal fiesta del calendario norteamericano, es mantenido informado de la situación por Edwin Meese, que ha suspendido una gira por seis países europeos, entre ellos España.
"Señor Reagan, si nos niega nuestra libertad, nos mata", dice una pancarta colocada por los amotinados en la cárcel de Oakdale. Después de haber quemado los dormitorios al comienzo del motín, los presos vagan por los patios, protegidos de la lluvia con impermeables amarillos, se calientan en hogueras improvisadas y han establecido una disciplina paramilitar -han construido un chamizo al que han bautizado como puesto de control- y patrullan en turnos de guardia el perímetro de la cárcel armados con picos, palas y cuchillos.
En los tejados del edificio han situado grandes toneles para recoger agua dulce. Un congresista local dijo ayer que tienen comida y que el día anterior al motín llegó a la cárcel un suministro de 20.000 kilogra mos de alimentos, suficientes para tres'o cuatro semanas.
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