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Pasividad del Gobierno ante la violencia preelectoral en Haití

Los haitianos mayores de 18 años acudirán el domingo próximo en Haití, por primera vez en 30 años, a unas elecciones generales tras una campaña electoral que ha estado marcada por la violencia, la pasividad del Gobierno ante ella y la incertidumbre sobre el futuro político de este país caribeño, aplastado hasta hace poco menos de dos años por la dictadura de la familia Duvalier. Dos personas fueron asesinadas en fa madrugada de ayer en la segunda noche consecutiva de incidentes violentos.En este primer ejercicio de democracia, el votante debe seleccionar a sus candidatos favoritos para la presidencia de la Republica, los 77 escaños de la Cámara de Diputados y los 27 del Senado, entre una constelación de fuerzas políticas que sólo para la jefatura del Estado han presentado 23 aspirantes.

La madrugada del pasado lunes, Puerto Príncipe vivió el rebrote de una violencia que parecía haber remitido la semana anterior. Esta ofensiva ha despertado de nuevo la inquietud de las fuerzas políticas por su proximidad a las elecciones y, sobre todo, por la pasividad e inhibición de que está dando muestras el Gobierno y que ha forzado a organizaciones populares a montar sus propios servicios de vigilancia en los barrios.

Medidas tardías

Hasta el final de la mañana del martes, el Gobierno que preside el teniente general Henry Namphy, el hombre que envió al exilio el 7 de febrero de 1986 a Baby Doc, Jean Claude Duvalier, no se decidió a poner en acción a las fuerzas de seguridad, que decidieron empezar a detener sospechosos. Y a primera hora de la tarde permanecía aún en la carretera del aeropuerto la tac-tac incendiada, obligando a los coches a realizar peligrosas maniobras para superarla y esquivar al mismo tiempo a los vehículos que circulaban en la otra dirección.Esta pasividad ofrece, a juicio de los observadores, un notorio contraste con la contundencia con que se emplearon las fuerzas armadas -causaron 30 muertos- contra las manifestaciones del pasado mes de julio, que denunciaban al Gobierno por su resistencia a desmantelar los restos de la dictadura duvalierista enquistados aún con fuerza en todos los organismos del Estado. Restos que también alimentan los escuadrones de la muerte, que encuadran ahora a los tontons macoute que montó Papa Doc -fundador de la dinastía Duvalier- con el único nombre de Voluntarios de la Seguridad Nacional.

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