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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¿Pensar o no pensar?

En EL PAÍS del 13 de noviembre, Manuel Santos manifiesta cierto desprecio por el cultivo del pensamiento al modo de los griegos propuesto por Eugenio Trías (EL PAÍS, 6 de noviembre): observa que trasladarlo a nuestros tiempos es pensar "al modo de la aristocracia o de la burguesía ya instalada", la única que puede hacerlo, porque "los griegos que pensaban eran la pequeña proporción de ciudadanos ricos y libres en una sociedad esclavista". ¿Cómo llegaron a ser ricos y libres? Sócrates -que se alistó como hoplita en la guerra del Peloponeso- era hijo de un cantero, el artesano Sofronisco, que vivía en un suburbio de Atenas donde abundaban los talleres. De Protágoras -un hombre que ,cree en la fuerza del trabajo continuado, de la educación para llegar a la sabiduría, sobre todo política (Caro Baroja)-, una tradición no confirmada indica que fue mozo de cuerda en su juventud. El hombre se hace a sí mismo, decían los antiguos, pero para ello es imprescindible no tanto un posición desahogada como una mente nunca perezosa. Recordemos que Gramsci desarrolló una intensa actividad inteletual en la cárcel, y en la cárcel inició la suya el gran lingüista Michelena. Para situar el problema en sus justos términos deberíamos hablar de "un mundo esclavista", en el que todos podían perder su libetad y convertirse en esclavos -en Mileto ya había dos partidos políticos cuyas denominaciones se traducen: "Riqueza" o "Capital" y "Trabajo" -por ejemplo, Platón fue vendido como esclavo en la época romana, los pedagogos (esclavos que se ocupaban de los niños) procedían de estamentos sociales importantes. Es innegable que en nuestro país "la trivialización y la ignorancia han apostado por olvidar, como elemento esencial de formación y del cultivo de la crítica y de la inteligencia, la experiencia del mundo y la interpretación de esa experiencia que hicieron los griegos" (E. Lledó, Saber Leer número 9), y, a la larga, esta elección puede ser más funesta que la manía de pensar. Apoyándose mutuamente, cada trabajador necesita lo que hace otro-

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