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El riesgo de pasar por la pantalla

Navarra y Cataluña declaran no obligatorias las pruebas radiológicas anuales

Milagros Pérez Oliva

Cuando en la balanza que mide la efectividad de una técnica médica pesa más el platillo de los inconvenientes que el de las ventajas, el uso social de esta técnica debe ser inmediatamente revisado. Eso es lo que ahora está sucediendo con las exploraciones radiológicas, una de las técnicas de diagnóstico que mayor aportación ha hecho a la historia de la medicina. Su uso, sin embargo, ha llegado a generalizarse de tal modo que en estos momentos comienzan a pesar ya tanto los riesgos como los beneficios. Por eso, la OMS recomienda que se restrinja su utilización médica a los casos estrictamente necesarios.

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La Comunidad Foral de Navarra y la Generalitat de Cataluña han sido las dos primeras administraciones en España que han dictado una normativa para restringir el uso de las pruebas radiológicas. A partir de ahora, en estas dos comunidades no será obligatorio el examen radiológico anual que todas las empresas de más de cien trabajadores estaban obligados a realizar. Esta exploración quedará limitada sólo a los trabajadores con un riesgo profesional específico.El reglamento de servicios médicos de empresa instauró en 1956 la obligatoriedad de efectuar una radiografía de tórax a todos los trabajadores de empresas de más de 500 empleados. Este requisito se amplió en 1959 a todas las empresas de más de cien trabajadores y, posteriormente, no sólo se generalizó en todo el sector productivo, sino que se hizo extensivo al escolar. Una orden ministerial suprimió en 1982 las exploraciones a los escolares, pero han seguido practicándose en las empresas.

La tuberculosis

La alta incidencia de tuberculosis que padecía España a principios de los años cincuenta fue la causa principal de que se instaurase la exploración obligatoria. La radiología fue al principio un instrumento de lucha muy eficaz contra esta enfermedad, hasta el punto de que, según el doctor Pere Miret, director del Centro de Prevención y Control de la Tuberculosis de la Generalitat de Cataluña, sin la radiología no se hubiera podido ganar la batalla de la tuberculosis. Pero con el tiempo, los pros de esta técnica han ido reduciéndose al mismo tiempo que emergían con fuerza los contra, sobre todo a medida que se iban descubriendo los temibles efectos de la radiactividad sobre el organismo.

Hoy se sabe que la radiactividad se acumula y que estamos expuestos a diversos agentes contaminantes. Y se sabe también que por cada diez mil radiografías que se practican a la población general sólo se descubre un tuberculoso no diagnosticado. Realmente, no vale la pena, desde el punto de vista de la tuberculosis, aumentar los riesgos de la radiación para tan exiguo beneficio. "En los años 50 era diferente. Entonces, un tuberculoso que presentaba cavernas moría irremediablemente. Había más de medio millón de tuberculosos en España, y cada año morían más de 100.000. Pero ahora, en Cataluña, por, ejemplo, diagnosticamos unos 2.000 casos al año, y por supuesto, con una mortalidad prácticamente nula".

Una experiencia piloto realizada recientemente ha revelado, según el doctor Miret, que la incidencia de la turberculosis es de 34 casos al año por cada 100.000 habitantes. En los años sesenta era de unos 200 casos por cada 100.000 habitantes. El problema de la tuberculosis es que, a veces, avanza sin una sintomatología muy evidente, pero, según el doctor Miret, descubrirla cuando ya ha evolucionado tanto como para que se aprecie en una radiografía no sirve para nada desde el punto de vista epidemiológico. "La OMS ya lo indicaba en el Noveno Informe, publicado en l974", explica el doctor Miret. "Hoy, la lucha contra la tuberculosis debe centrarse en una prevención específica en los sectores concretos de riesgo. No tiene ningún sentido buscar tuberculosos por radiografía entre todos los trabajadores".

La tuberculosis es una enfermedad contagiosa que tiene un período de incubación prácticamente permanente. Una vez infectado el organismo, puede desarrollar la enfermedad en cualquier momento de la vida. La prueba de la tuberculina delimita ya un ámbito de riesgo, el de las personas que han sido infectadas. Pero si esta prueba es positiva, la posibilidad de desarrollar tuberculosis en el primer años es de un 1% a un 2%, y, a partir del segundo año, el riesgo es aún menor.

Un grupo de riesgo muy específico es el de las personas inmunodeprimidas, que pueden desarrollar una tuberculosis como consecuencia de su inmunodepresión. Es el caso, según el doctor Miret, de pacientes de edad avanzadas que padecen un cáncer u otra enfermedad que disminuya las defensas. O el caso de los enfermos del SIDA. También los asmáticos tienen un elevado riesgo, porque toman tratamientos a base de corticoides, y los diabéticos, por la propia enfermedad.

En estos casos sí está indicado realizar una prueba radiológica, porque puede suceder que no existan síntomas evidentes de la tuberculosis, y, además de agravar su estado, el paciente se convierte en transmisor, con lo que puede contagiar a la familia.

En resumen, se trata, según el doctor Miret, de ir a buscar la tuberculosis allí donde puede encontrarse para frenar su expansión, evitando someter al resto de la población al riesgo innecesario de una radiación.

Especialmente inútil era este riesgo en el caso de las exploraciones escolares, con el agravante de que, cuanto más jóvenes son las células, más sensibles son a las radiaciones. "En estos momentos, se calcula que el 1% de los niños menores de 6 años están infectados de tuberculosis. Este porcentaje se eleva al 8% hasta los 14 años y al 15% en la población de hasta 25 años. Pero lo realmente significativo es que, si en lugar de analizar la población general analizamos el grupo de personas que haya estado en contacto con un tuberculoso, el índice de infectados se eleva hasta el 60%".

Las neumoconiosis

Tampoco en la prevención del cáncer de pulmón, la práctica de de una radiografía anual se ha revelado eficaz, como se creía. "El cáncer de pulmón, de mayor incidencia cada vez en España, está íntimamente asociado al hábito de fumar, pero se desconoce el mecanismo desencadenante. A veces, ni siquiera ofrece síntomas hasta una fase ya avanzada. En cualquier caso, descubrirlo mediante una radiografía implica que se encuentra ya tan desarrollado que no hay nada que hacer", explica del doctor Manuel Baselga, del área de salud laboral del Instituto de Estudios de la Salud de la Generalitat.

Sólo en determinadas enfermedades de origen laboral sigue siendo plenamente eficaz la exploración radiológica, siempre que se limite a los grupos de riesgo de esas enfermedades. Está especialmente indicada para diagnosticar las pneumoconiosis -depósito de polvo en los pulmones-, entre las que destacan, por su alta incidencia entre los mineros, la silicosis, provocada por la acumulación de polvo de sílice, y la asbestosis, causada por el polvo de asbesto.

En ambos casos, se forman en los pulmones unas cicatrices perfectamente apreciables mediante radiografía. "Son enfermedades incurables, de ahí la importancia de diagnosticarlas a tiempo, para que el trabajador deje de estar expuesto al agente contaminante", indica el doctor Baselga.

El esfuerzo debe encaminarse ahora, según él, a identificar con precisión los trabajadores en riesgo que, en el caso de la silicosis, son los que trabajan en minas de plomo o cualquiera de las minas metálicas, las canteras de sílice, la industria siderometalúrgica que utiliza moldes de arena, la industria de la cerámica, especialmente la porcelana y, con un riesgo muy alto, los trabajadores en contacto con los chorros de arena que se utilizan en la construcción o en la limpieza de fachadas. Otra cosa es la pneumoconiosis de los mineros de carbón, falsamente conocida como una silicosis, que tiene una alta incidencia. Están en peligro de padecer asbestosis los empleados de las industrias de fibrocemento (uralitas, tubos de conducciones y depósitos); fabricantes de frenos de locomoción; la industria textil de asbesto (trajes contraincendios), y, muy especialmente, los trabajadores que desguazan los barcos, ya que el asbesto se ha utilizado como aislante en las paredes.

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