La presión de la jerarquía eclesiástica conservadora provoca el cese del director de 'Vida Nueva'
El director del semanario religioso Vida Nueva, Pedro Miguel Lamet, ha sido destituido en el cargo por el obispo de Badajoz y presidente de la sociedad editora, Antonio Montero, quien se lo notificó anteayer. Este desenlace era previsible desde que hace varios meses aumentaron las críticas y presiones hacia esta publicación por de los sectores más conservadores de la Iglesia. En la decisión del cese y consiguiente cambio de línea han desempeñado un importante papel tanto el nuncio del Vaticano, Mario Tagliaférri como altas esferas eclesiásticas. Vida Nueva es la publicación española de información religiosa de mayor difusión (20.000 ejemplares).
El sector más conservador de la jerarquía y el propio nuncio no veían con buenos ojos los contenidos de esta publicación, que, a pesar de su moderación y respeto a la jerarquía, "es escasamente propagandista", según los restauracionistas. El propio nuncio ha seguido rigurosamente cada semana la publicación y ha enviado el correspondiente informe al Vaticano, según fuentes eclesiásticas.Cuando la crisis comenzó a agravarse, el semanario incluso llegó a publicar editoriales en defensa del embajador del Vaticano en España. Con ello querían responder a las informaciones sobre la persona de Tagliaferri aparecidas en medios no confesionales considerados por un sector de la jerarquía como abiertamente anticlericales. Sin embargo, no sirvió de nada, y la crisis ha seguido su curso. Ya cuando los obispos españoles realizaron la visita ad limina a Roma, a principios de este año, soplaban vientos vaticanos contrarios a la actual línea de la publicación. Años antes, el semanario era criticado por los sectores más integristas de la Iglesia latinoamericana por su información sobre aquel subcontinente, especialmente en lo referente a Nicaragua.
El giro involucionista operado en la Iglesia española se acentuó desde la llegada, en 1985, del nuncio Tagliaferri, que ha desarrollado una progresiva homogeneización en favor de los más conservadores. A ello no ha sido ajena Vida Nueva. La crisis llegó a su punto álgido cuando, hace un mes, Antonio Montero, presidente de la empresa editora -Promoción Popular Cristiana (PPC)-, pidió al provincial de los jesuitas en España que sustituyera al actual director, Pedro Miguel Lamet. Diario 16 informó que el responsable de la Compañía de Jesús se negó a ello: "Nosotros no nos vamos a prestar a este juego; ni lo pusimos ni vamos a quitarlo" declaró una fuente próxima a los jesuitas al mencionado rotativo. Al parecer, se le llegó a decir al provincial que, de no proponer una terna, el Opus Dei estaba dispuesto a facilitarla. Por ahora se ignora quién será el futuro director, aunque nadie duda que esta persona será afín a los vientos involucionistas que soplan en la Iglesia española desde que comenzó en pontificado de Juan Pablo II.
Candidatos al puesto
Se barajan nombres como el de Manuel Cruz, a quien se vincula al Opus Dei, y el de Vicente Alejandro Guillamón, miembro de la Unión Católica Internacional de Periodistas y considerado afín a los sectores conservadores. En medios cristianos progresistas ha sorprendido el escaso eco que ha encontrado en la jerarquía eclesiástica más abierta el hecho del cese y consiguiente cambio de línea.La revista, que cuenta con unos treinta años de vida, estaba dirigida desde hace seis años por el jesuita Pedro Miguel Lamet. En la actualidad cuenta con una difusión de 20.000 ejemplares semanales, pero el número de lectores se cifra en unos 100.000, ya que los titulares de las suscripciones son comunidades en su mayoría.
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