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'Fiesta española' en la toma de posesión de Mayor

Lluís Bassets

la Unesco vivió ayer una fiesta española en la toma de posesión del nuevo director general, el parlamentario europeo y ex ministro de Educación Federico Mayor Zaragoza. La asistencia de personalidades de la vida política y cultural de España y la suave ruptura con la tradición de que los directores generales utilicen el francés como lengua de trabajo permitieron vislumbrar la enorme fuerza de la lengua castellana en las instituciones internacionales y la nutrida presencia de personalidades españolas en la escena mundial.

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Federico Mayor Zaragoza hizo en su discurso un ejercicio de equilibrio y sensatez, dando garantías a los países que se sintieron más atormentados por la marcha del senegalés Amadour Mahtar M'Bow, el primer africano que ha ocupado un alto cargo en las organizaciones internacionales, a la vez que deseaba "el pronto regreso de los países que se fueron", en explícita alusión al Reino Unido, Estados Unidos y Singapur, "y la incorporación de los que todavía no están con nosotros".M'Bow, que prefirió ausentarse de París el sábado, el mismo día en que terminaba su compromiso con la Unesco, fue objeto de cálidas referencias por los portavoces de los seis grupos de países representados en la Conferencia General.

Como en la primera conferencia de prensa, celebrada minutos después de su elección, Mayor se dirigió a la Conferencia General en castellano, y en este mismo idioma pronunció la fórmula de juramento como director general, un texto que fue cuidadosamente traducido revisado hasta última hora.

Algunos funcionarios esperaban que Mayor aceptara la tradición existente dentro del secretariado de la Unesco de utilizar únicamente el inglés y el francés como lenguas de trabajo. La actitud del nuevo director general ha sido acogida con satisfacción por las delegaciones latinoamericanas y española.

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Tribuna de invitados

En la tribuna de invitados se hallaban numerosos firmantes de la carta de apoyo a la candidatura de Mayor y una importante representación española. El ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo; el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol; el defensor del pueblo, Joaquín Ruiz-Giménez; el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, y el parlamentario europeo del Centro Democrático y Social (CDS) y ex ministro Eduardo Punset ocupaban las primeras plazas en el protocolo de invitados, acompañados, entre otros, por un buen número de ex ministros centristas. El ministro de Cultura, Javier Solana, como jefe de la delegación española, llevaba también la representación del presidente del Gobierno. El ministro de Educación francés, René Monory, que leyó rápidamente su elogioso discurso como representante del país anfitrión de la Unesco, cumplió protocolariamente y se marchó después de la lectura.

Mayor firmó ayer sus dos primeros decretos como director general de la Unesco. El primero saludando al personal y el segundo congelando todas las contrataciones y todos los gastos y decisiones económicas en curso, aprobados en los últimos días. El anterior director general, Amadou Mahtar M'Bow, firmó la pasada semana 90 contratos de trabajo definitivos a otras tantas personas que estaban contratadas temporalmente y realizó 100 promociones de categoría entre los funcionarios de la organización.

Las primeras reacciones entre los funcionarios internacionales han sido de estupor, según afirmaron varios portavoces, especialmente de los grupos del Tercer Mundo, que calificaron los decretos de autoritarios. Los nombramientos y promociones realizados por M'Bow afectan a una mayoría de personal originario del Tercer Mundo, y se realizaron atendiendo a lo que se considera una tradición funcionarial, que permitiría la realización de contratos hasta el último día del mandato. La congelación de gastos, que sólo fue conocida por el personal unas horas después de la toma de posesión, ha sido calificada por estos mismos funcionarios como el acta de paralización de las actividades de la Unesco.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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