González subordina los cambios en el Gobierno a la preparación del Congreso del PSOE.
La preparación del 31º Congreso del PSOE tiene prioridad sobre Ios cambios en el Gobierno, según afirman medios políticos vinculados al palacio de la Moncloa y a varios ministerios. Felipe González está preocupado por el aislamiento del Ejecutivo y el corte de puentes con la sociedad, y en ese sentido estudia una reorganización del programa y los órganos de dirección del partido a dos meses del congreso. El resultado, según un informe presentado ayer por la dirección del partido al grupo parlamentario, tiene que ser "impulsar un proyecto con mayor arraigo en la sociedad".
El presidente del Gobierno ha dispensado ya alguna atención a, estudio del programa y de las personas (más de medio centenar) que en un plazo de dos meses pueden verse implicadas en les cambios de la ejecutiva del PSOE, del comité federal y del Gabinete ministerial. El análisis se ha circunscrito a círculos muy restringidos, y hasta ayer no había trascendido su contenido preciso. Sólo el grupo parlamentario tuvo conocimiento anoche, por medio de un informe de la ejecutiva del PSOE, sobre el propósito político de potenciar un proyecto socialista con mayor arraigo social.Parece claro que Felipe González subordina cualquier cambio de Gobierno a la preparación de las modificaciones que el 31º Congreso del PSOE introducirá en el partido. En ámbitos del mismo se apunta la hipótesis de un equipo ministerial para el lanzamiento de la oferta electoral de 1989, que el PSOE puede empezar a dibujar en su próximo congreso.
Medios vinculados a algunos de los ministros políticos -Joaquín Almunia, José María Maravall, Manuel Chaves, Javier Solana- aseguraron ayer que el presidente no ha despachado planes concretos con cada uno de ellos, aunque algunos aceptaron la hipótesis de que Felipe González y Alfonso Guerra hayan estudiado una operación de refuerzo político del partido.
La situación de los posibles afectados no es la misma. Así, José María Maravall tendría un encaje difícil entre los guerristas, aunque es el autor del preámbulo a la ponencia-marco del 31º Congreso y, por tanto, un ideólogo posible para la nueva etapa del PSOE. Javier Solana tampoco tiene excelentes relaciones con el mencionado sector, si bien su cercanía al presidente le convierte en disponible para cualquier función.
Junto con ellos, los comentarios se han extendido a otro nombre: Joaquín Almunia, un hombre hasta ahora poco inclinado a la tarea partidaria y que más bien ha sido favorable a mantener la iniciativa en poder del Gobierno. Almunia defiende la necesidad de que la línea política prime sobre la tecnocrática, pero falta por saber si esa estrategia encaja mejor en un esquema de Gobierno o en el partido.
En cuanto a Manuel Chaves, ex miembro de las ejecutivas del PSOE y de la UGT, es uno de los mejores conocedores de ambas organizaciones, que atraviesan por una fase de relaciones conflictivas.
La operación política del congreso se completaría con la elección del nuevo comité federal. Frente a una ejecutiva reforzada y homogénea, dicho órgano podría desempeñar un papel distinto al meramente refrendatario ejercido desde el congreso anterior.
El comité federal es más amplio que la ejecutiva y tiene atribuido el papel de "máximo órgano entre congresos", lo cual podría dar cierto juego a los líderes territoriales del partido. Un papel quizá escaso para personas como el dirigente madrileño Joaquín Leguina, que aspira a la ejecutiva.
En cualquier caso, Felipe González tiene una agenda difícil en las próximas semanas. Las negociaciones derivadas del pacto contraterrorista y la próxima cumbre de la Comunidad Europea, combinadas con la ausencia del vicepresidente Guerra -que próximamente viajará a Centroamérica-, dejan escaso hueco para perfilar las modificaciones del Ejecutivo. Y además, las agrupaciones y federaciones del PSOE se encuentran en pleno período de elección de delegados; un momento inoportuno para anticipar decisiones. A la hora de establecer cambios, Felipe González y los principales dirigentes socialistas no pierden de vista el frente sindical.
Miembros, del Gobierno y dirigentes del PSOE conceden gran importancia a las últimas actuaciones de UGT. La escasa asistencia de funcionarios públicos a la manifestación convocada por los sindicatos y la media entrada conseguida por Redondo en su mitin del Palacio de Deportes de Madrid -después de una fuerte campaña de propaganda- son valoradas, en ambientes gubernamentales y del partido, como la prueba de que las bases no entienden la actual línea de Nicolás Redondo. No obstante, la ejecutiva del PSOE se abstuvo ayer de tomar decisión alguna sobre las relaciones con UGT.
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