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Frank Carlucci, "muy decepcionado" por la insistencia española en la retirada de los F-16 de Torrejón

Francisco G. Basterra

El nuevo jefe del Pentágono, Frank Carlucci, está "muy decepcionado" por la insistencia del Gobierno de Felipe González en que los F-16 norteamericanos instalados en la base de Torrejón abandonen España, y ha anunciado su deseo de "intervenir personalmente" en las bloqueadas negociaciones porque son "extremadamente importantes". "Intentaremos encontrar una solución en los próximos meses", afirmó ante el Congreso. Carlucci será confirmado la semana próxima por el Senado.

Carlucci señaló su preocupación por el tema en su primera comparecencia ante el Senado sólo un día después de que el Gobierno español denunciara los vigentes acuerdos bilaterales.Respondiendo a la afirmación de Carlucci, en el sentido de que estaba "decepcionado" por la actitud española en la negociación, un portavoz del Ministerio español de Asuntos Exteriores dijo ayer: "De decepciones es mejor no hablar, porque también los españoles sabemos bastante de eso".

La disposición de Carlucci de asumir un mayor protagonismo en las negociaciones no implica en ningún caso una desautorización del negociador norteamericano, el embajador de EE UU en Madrid, Reginald Bartholomew, que se encuentra actualmente en Washington.

Carlucci -que fue embajador en Portugal, conoce España y es amigo personal de Eduardo Serra, ex secretario de Estado para la Defensa- realizó estos comentarios el jueves por la noche, respondiendo a las preguntas del senador Richard Shelby (demócrata por Alabama), en el Comité de Servicios Armados del Senado. Carlucci, hasta ahora consejero de Seguridad Nacional, será confirmado con toda probabilidad en su nuevo puesto la semana próxima.

Las declaraciones de Carlucci sugieren una mayor sensibilidad hacia el problema de las bases en España, pero en ningún caso una menor firmeza en la posición norteamericana. El nuevo jefe del Pentágono afirmó en el Congreso que el Ala 401 de Torrejón "constituye un pilar importante de nuestra capacidad de defensa del flanco sur de la OTAN, desde un punto de vista convencional".

Fuentes diplomáticas españolas en Washington consideraron "positivas" las declaraciones de Carlucci. Las esporádicas entrevistas entre Fernández Ordóñez y Shultz -no negociaciones, que llevan directamente Bartholomew y Máximo Cajal-, no han dado resultado alguno, así como tampoco los encuentros entre Weinberger y Narcís Serra. Bartholomew, a diferencia de Cajal, que ejecuta instrucciones de la Moncloa, tiene autonomía para negociar con España, dentro de unas líneas fijadas por el Pentágono y el Departamento de Estado.

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La opinión de Carlucci sobre la importancia de Torrejón coincide con la de su antecesor, Caspar Weinberger, que considera imprescindible la presencia de esos aviones, no necesariamente todos, en España. La opinión de la Administración de Reagan es que los 72 F-16 son una pieza clave en el dispositivo de defensa occidental, y su única flexibilidad es que deben permanecer en "esa región".

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