Presiones sobre Siria para que se distancie de Irán
El presidente sirio, Hafez el Asad, recibe estos días en Amman fuertes presiones de la mayoría de jefes de Estado árabes para que se distancie de Irán y se reconcilie con Irak. Presidentes, reyes, príncipes herederos, emires y sultanes continuaron ayer a puerta cerrada sus deliberaciones, "destinadas inevitablemente al fracaso", según los comentaristas de Radio Teherán. La emisora oficial iraní presagió ayer que "la cumbre no resolverá los problemas del mundo islámico, en particular la guerra irano-iraquí y la crisis del Golfo". "Irán", dijo la emisora, "continuará la guerra hasta que se haga justicia", lo que para los revolucionarios islámicos es sinónimo de la condena de Irak como país agresor.
JAVIER VALENZUELA, Amman
COLOMER
"Ninguna cumbre árabe ha tenido resultados positivos", añadió Radio Teherán, recogiendo una impresión dominante asimismo en Amman.El anfitrión de la reunión, el rey Hussein de Jordania, según fuentes próximas a la casa real, ha manifestado su intención de prolongar la cumbre hasta obtener resultados concretos en los asuntos que le preocupan: la reconciliación sirio-iraquí, la creación de un frente árabe contra Irán y el reingreso de Egipto en la Liga Árabe. "Los tendré aquí cuatro días, una semana o un mes hasta que se pongan de acuerdo", se dice que ha declarado el monarca respecto a sus invitados.
La presencia en Ammán de todos y cada uno de los 21 miembros de la Liga Árabe por primera vez en una década, es ya un éxito personal del soberano jornado. También la asistencia de 15 jefes de Estado, algunos seriamente enemistados personalmente, como el presidente sirio Asad, el iraquí Sadam Husein y el libanés Amín Gemayel. La inasistencia de los reyes saudí y marroquí desluce, no obstante, el encuentro.
Las posiciones antiiraníes más claras han sido emitidas por el secretario general de la Liga Árabe, el tunecino Chadli Klibi, que el domingo pidió la expulsión de la República islámica de las Naciones Unidas, si continúa rechazando el alto el fuego de la resolución 598 del Consejo de Seguridad.
Hafez el Asad es el centro de todas las miradas. Arabia Saudí y Kuwait, países directamente enfrentados a Irán en los últimos meses, tienen un sólido argumento para presionar al presidente sirio a que termine o, como mínimo, reduzca su colaboración con Irán. Siria recibe desde hace una década generosas subvenciones de esos dos países petroleros, sin las cuales su crisis económica actual se convertiría en pavorosa.
Asad permaneció sentado el domingo cuando entró en la sala de reuniones el iraquí Sadam Husein. Con esa inobservancia del protocolo de la cumbre, recordó que, pese al encuentro secreto que ambos celebraron el pasado abril en el desierto jordano, mantiene su rivalidad con el iraquí. La base de la alianza siria con Irán es el principio: "El enemigo de mi enemigo es mi amigo".
Es probable que Asad y Sadam Husein se hayan entrevistado ya. en Ammán. El diario Jordan Times aseguraba ayer que un encuentro privado entre ambos hombres que duró tres horas, se produjo en presencia del rey Hussein y consistió en un "profundo diálogo".
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