"Uno, dos o tres traidores no hacen verano"
El acto conmemorativa del 25º aniversario de la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y 11º de la muerte de Carlos Fonseca, congregó en el auditorio César Augusto Silva, el Country Club en tiempos del dictador Somoza, a la nomenklatura del sandinismo. Desde tres cuartos de hora antes del comienzo del acto, los militares se sentaban disciplinadamente en sus asientos. Sobre los pulcros uniformes verde olivo relucían flamantes rangos, estrellas y condecoraciones.El mayor general Joaquín Cuadra, jefe del Estado Mayor del Ejército Popular Sandinista (EPS), estaba sentado junto a los tenientes coroneles que mandan las regiones militares que son escenario de la guerra con la contra. Hacia los militares se dirigió Borge, cuando dijo que "uno, dos, tres traidores no hacen verano". La frase encerraba una clara referencia a la reciente deserción a Estados Unidos del mayor Roger Miranda, que ocupaba el puesto de jefe de gabinete del ministro de Defensa, el general Humberto Ortega.
Un coro entonó una cantata dedicada a Carlos Fonseca, "novio de la patria rojinegra" (los colores del FSLN) y "gran vencedor de la muerte". Desde la tarima, seis de los nueve comandantes que forman la dirección general, más el vicepresidente, Sergio Ramírez, y el comandante René Nuñez, sonreían complacidos ante la buena ejecución del coro. El uniforme del presidente Ortega tenía un tono menos verde que los del resto y llevaba botas de media caña marrones, que contrastaban con las negras de sus compañeros.
Al lado de los comandantes se sentaron siete veteranos luchadores del sandinismo que recibieron la más alta condecoración de Nicaragua, la orden Carlos Fonseca. La primera en recibir la condecoración, seguida de los achuchones de los comandantes, fue, toda vestida de blanco, "doña Lidia Saavedra de Ortega, que enfrentó al enemigo y estuvo a la altura de su combativo compañero de vida. Madre nuestra también, porque lo es de tres de nuestros hermanos, uno de ellos mártir", como dijo Borge. En la misma tarima estaban con la señora Saavedra los dos hombres fuertes de Nicaragua: sus hijos Daniel y Humberto, el presidente y el ministro de Defensa.
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