"La inmunobiología, una revolución en el tratamiento del cáncer", según Chirigos y López-Berenstein
La inmunobiología está abriéndose paso como cuarta vía -junto con la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia- en el tratamiento del cáncer, y puede llegar a ser una revolución como la que supuso, por ejemplo, la aplicación de los antibióticos. Esto es al menos lo que piensan dos investigadores norteamericanos que trabajan en laboratorios punteros sobre el cáncer, Michael Chirigos y Gabriel López-Berenstein. Ambos han participado en un simposio celebrado recientemente en Madrid dentro de la IV Conferencia Europea de Oncología Clínica y Enfermería Oncológica.
Los llamados modificadores de la respuesta biológica (MRB) son sustancias químicas -que pueden tener un origen sintético o natural- destinadas a proteger las células normales que deflenden el organismo frente a las infecciones. Los tratamientos clásicos aplicados al cáncer destruyen las células cancerosas, pero también dañan las células normales. La posibilidad de manipular el sistema inmune dañado por las drogas anticancerosas ha hecho surgir una nueva ciencia: la íninunofarmacología, estrechamente ligada a la inmunobiología.Chirigos, nacido en West Virginia hace 60 años, contempla y participa en estos nuevos descubrimientos desde la posición privilegiada que le da ser en la actualidad el coordinador del Programa de Modificadores de la Respuesta Biológica del Instituto Nacional del Cáncer norteamericano. Sus últimos esfuerzos se dirigen hacia la investigación de inmunomodulados y antivirales para el tratamiento del SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Trabajó también con el descubridor de la estreptomicina, profesor Waxman, y en la actualidad es director adjunto de la revista Science.
"Las investigaciones sobre el cáncer se encuentran en uno de los momentos más excitantes", dice Michael Chirigos, "porque tienen que responder a nuevos desaflos. En los últimos 10 años ha aumentado de forma espectacular la curación de cierto tipo de cáncer y la calidad de vida de muchos pacientes. Ahora, la inmunobiología se está aplicando asociada al tratamiento de tumores sólidos, como el melanoma o los cánceres de riñón y de pulmón, pero debe encontrar su verdadero terreno en los enfermos de SIDA. Resulta particularmente interesante la perspectiva del uso de productos biológicos para combatir el SIDA".
La inmunoterapia resultará también muy útil en un próximo futuro en pacientes de geriatría, "porque se ha comprobado que este tipo de personas son más suceptibles de contraer infecciones, especialmente de las vías altas respiratorias. Son pacientes en parte inmunodeprimidos, en los que fitieden actuar con eficacia los productos inmunobiológicos". Por estas y otras razones, Chirigos se siente "optimista ante la aplicación de la inmunobiología conjuntamente con los otros tres sistemas de tratamiento del cáncer".
La punta del iceberg
"Nos encontramos todavía raspando la superficie, en la punta del iceberg", añade a lo dicho por Chirigos el jefe de sección de tratamiento inmunobiológico y biológico del Anderson Hospital y del Instituto del Cáncer norteamericano, Gabriel López-Berenstein. "En la medida que conocemos cada vez más los mecanismos de regulación inmunológica y del cáncer se pueden aplicar mucho mejor los productos sobre los que estamos trabajando".López-Berenstein, nacido en La Habana hace 40 años, formado en la facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y nacionalizado en Estados Unidos, se ha especializado en el estudio del sistema mononuclear fagocítico, "que desarrolla un importante papel en la regulación de las células normales y tumorales, porque las células de este sistema producen una serie de factores solubles (monokinas y linfokinas) que son capaces de estimular o detener -regular, en definitiva- el crecimiento de diferentes poblaciones celulares afectadas o no afectadas por el tumor".
"A través de la inmunobiología estamos aprendiendo los mecanismos por los que las células se comunican entre sí", añade López-Berenstein. "Vamos a encontrar, sin duda, mejores tratamientos para todos los procesos infecciosos, especialmente de acuerdo con los experimentos que hemos realizado hasta ahora, en el tratamiento de hongos, que constituye la mayor causa de mortalidad en pacientes con leucemia, por ejemplo".
Según se desprende de las declaraciones de los dos investigadores, la comunidad científica muestra un optimismo cauteloso respecto al nuevo método inmunobiológico. Se muestran todavía mucho más cautos al analizar las contrapartidas de este sistema: por un a parte, resulta mucho más caro que los otros -cirugía, radioterapia y quimioterapia- y, al igual que los anteriores, produce una serie de efectos secundarios difícilmente controlables.
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