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Gil Campal

De estudiante de Medicina a empresario y exportador más joven de España

Miguel Ángel Villena

Gil Campal colgó los libros de Medicina tras algunos reveses académicos y decidió ser empresario. A sus 22 años, que le convierten en el empresario más joven de España, este asturiano se asoció hace unos meses con una diseñadora valenciana y se ha instalado en Pedreguer (Alicante), donde han montado una fábrica que emplea a 10 personas y han comenzado a exportar artículos de piel a varios países. En un tono pausado y seguro afirma, como resumen de su filosofía: "Donde está el riesgo está el dinero".

Procede de una familia acomodada que posee una industria de hostelería en Asturias, y su vocación pasaba por la Medicina. No obstante, dificultades académicas y notas adversas aconsejaron a Gil Campal cambiar de rumbo. "De hecho", comenta este joven, que para algunos podría pasar por un listo pero que refleja el ímpetu propio de sus 22 años, "siempre he tenido un gran sentido comercial. He viajado por medio mundo y los viajes me han salido gratis porque compraba algunos artículos originales y luego los vendía en España". Un cartel de Manhattan preside su despacho, pues Campal muestra una especial admiración por esta emprendedora ciudad.Sus estancias en Nueva York le sugirieron la idea de construir un centro comercial en Madrid destinado a pequeñas tiendas, muy selectivas. Para llevar adelante el proyecto se puso en contacto con la Asociación de Jóvenes Empresarios, donde figura como el asociado más joven. "El proyecto no terminaba de cuajar, y durante la espera recibí el pasado mes de abril una carta de Eva Serra, una diseñadora de Pedreguer que quería montar una empresa-.

A partir de entonces este joven, que trata de comportarse como una persona madura y conversa con fluidez y seriedad, se lanzó a una actividad febril para abrirse camino en el mundo de la empresa. No parece obsesionado por el endeudamiento al que se ha visto obligado y declara con rotundidad: "Me preocuparía más no deber dinero que deberlo".

Sus gestiones comienzan a dar frutos, y en los últimos dos meses esta firma de bolsos y otros artículos de piel ya ha exportado a Estados Unidos, Reino Unido, Holanda y Kuwait. Gil Campal parece albergar una imparable máquina de proyectos. "Los empresarios tradicionales se estancan y no continúan adelante. Se fijan una meta y cuando ya la han conseguido se detienen. Resulta un grave error, porque en el mundo de los negocios no puedes estancarte", comenta Campal.

Al referirse al apoyo que reciben los jóvenes empresarios, se muestra crítico: "Lo cierto es que no se conceden demasiadas facilidades, ni públicas ni privadas, para poner en marcha nuevas empresas. Te ayudan a montar un negocio si cuentas con algo detrás, pero eso no es facilitar las cosas". No quiere revelar sus preferencias políticas, pero agrega: "Creo que en una democracia hay que apoyar al partido del Gobierno porque nos representa a todos-.

Campal prefiere no pensar en otros asuntos más allá de la gestión de su empresa. Su mayor afición es viajar, y sus actuales ocupaciones le permiten, de algún modo, compaginar el placer con el trabajo. Aunque añora su tierra asturiana, está convencido de que pasará una larga temporada en Pedreguer, un pueblo de 5.000 habitantes dedicado a la industria de la piel y cercano a las poblaciones turísticas de la costa alicantina.

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