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La directiva del Barça se refugia en el mutismo mientras el club vive una de sus peores crisis

La derrota frente al Atlético de Madrid ha agudizado la crisis del Barcelona. El presidente, Josep Lluís Núñez, y su junta directiva intentan dar la sensación de tranquilidad, se refugian en un mutisino total frente a una de las peores crisis deportivas de los últimos años y siguen confiando en las promesas del técnico, Luis Aragonés. La plantilla azulgrana también es un manojo de nervios y continúa su contencioso con el diario deportivo Sport, para el que se niegan a hablar. El capitán, Alexanco, tuvo ayer un altercado verbal con redactores del mencionado medio informativo.

La acciones barcelonistas sufrieron el miércoles un descenso semejante al de Wall Street. Siguiendo el ejemplo de algunos agentes de bolsa, los teléfonos le los directivos apenas se descolgaron ayer para los periodistas y sus secretarias se limitaban a cumplir su papel con la frase ,el señor está de viaje". Y de viaje estaba el vicepresidente Josep, Mussons, que se fue a Tenerife, donde el Barcelona Atlétic jugaba ayer un partido de la Sopa del Rey, cuando, habitualmente, no sigue al filial.Todos querían evitar cualquier comentario sobre una crisis para la que la directiva no ve soluciones después de haber destituido ya a un entrenador, el británico Terry Venables, que descansa plácidamente en Florida (Estados Unidos) tras su fichaje por el Tottenham.

La excepción fue el vicepresidente Nicolau Casaus, que, en su papel de portavoz, manifestó ayer: "Tenemos preocupación, pero no desesperación. Las cosas no pueden ir peor, pero hay material para reaccionar y lo prueba el hecho de que 10 de nuestros jugadores han sido convocados para la selección. La directiva ya hizo lo que debía y creo que lo hizo bien".

Las únicas esperanzas de Núñez y sus directivos se sustentan en las promesas de Luis, que repite: "Vamos a salir adelante. Esto es un reto para mí y toda la plantilla, que es buena y está dispuesta a luchar al máximo".

Luis abroncó ayer a sus jugadores por las ingenuidades que cometieron durante los 20 minutos que restaban del partido con el Atlético, pero, por el momento, no parece tener intención de adoptar medidas drásticas o, lo que es lo mismo, prescindir de algunos veteranos y echar mano de los jóvenes del filial, que, en general, están considerados demasiado verdes para afrontar tanta responsabilidad. Luis no podrá contar para el encuentro con el Logroñés ni con Migueli, lesionado, ni con Schuster, que será sancionado por acumulación de amonestaciones, al contrario que Calderé, que todavía no ha reunido las cuatro de rigor. El nuevo preparador no se ha planteado la sustitución del alemán occidental ni Núñez se ha atrevido a pedírsela porque, dentro de la mediocridad, no ha sido el peor y ha marcado goles decisivos. Por otra parte, el delantero galés Hughes será cedido, con casi toda seguridad, al Bayern Múnich hasta final de temporada.

A pesar del optimismo que intenta reflejar Luis, este diario ha podido saber que se encuentra muy preocupado por la situación y es consciente de las dificultades que tiene para cambiar el estilo de juego de una plantilla excesivamente madura y que nunca se ha encontrado en una situación parecida.

"Sólo pedimos tranquilidad porque el momento que vivimos es dramático y casi ninguno de nosotros sabe lo que es estar con negativos", comentó ayer Amarilla, que prefirió desviar la atención sobre el árbitro Ramos Marco, a quien acusé de haber "insultado" a su madre.

Núñez, como ido

Quizá en parecida situación se encontró Núñez, que, según personas cercanas al presidente, "parece como ido". Y otro tanto le ocurriría a Joan Gaspart, su fiel vicepresidente, que fue agredido por un espectador y que en más de una ocasión ha explicado que se encuentra en estado de "desazón constante". Gaspart dice: "Los directivos no podemos; marcar goles desde la tribuna. Nunca hemos pensado en dimitir y, cuando lleguen las elecciones, los socios juzgarán nuestra labor. ¡Qué más quisiera yo que el Barcelona saliera de esta situación! Mi vida es un triángulo formado por el Camp Nou, el hotel Princesa Sofía [cercano a las instalaciones del Barca y de la cadena Husa, de la que es accionista] y el cementerio de Les Corts" [frente al estadio].

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