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Detenido en Córdoba un presunto intermediario en un caso de contrabando de oro y divisas

Manuel Víctor Adán, de 50 años, ha sido detenido en Córdoba como presunto intermediario en un caso de contrabando de oro y divisas por valor de varios miles de millones de pesetas. Según las decIaraciones de los británicos Dennis H. J., de 41 años, y Williams A. S., de 44, detenidos el jueves con la frontera de Gibraltar con cerca de 40 millones de pesetas, pensaban emplear el dinero en la adquisición de oro que Adán, de 50 años y vecino de Córdoba, se encargaba de distribuir entre algunos joyeros cordobeses, que compraban el metal sin pagar IVA. Varios empresarios de joyería de Córdoba y Málaga han sido interrogados por la policía en relación con este caso, y es probable que hoy se produzcan nuevas detenciones.

Policías cordobeses detectaron desde el pasado verano la presencia de oro clandestino en esta ciudad, que más tarde compraban empresarios de la joyería cordobesa, por lo que se pusieron en contacto con la Brigada de Delitos Monetarios -el jefe de la misma, José Cordón, fue comisario jefe en Córdoba- que a la vez dió traslado de estas investigaciones al Juzgado de Instrucción Central número tres, de la Audiencia Nacional, que ahora entiende del caso.Las dos brigadas policiales vigilaron estrechamente a los ciudadanos británicos durante varios meses, de lo que los sospechosos llegaron a percatarse. Todo estaba a punto de irse al traste cuando el grupo segundo de la Policía Judicial de Córdoba detuvo en esta ciudad a dos marselleses y otros dos españoles que intentaban vender en Córdoba joyas procedentes del atraco perpetrado en la Caja de Ahorros de Marsella, el pasado febrero.

Fuentes policiales han señalado que la detención de la banda internacional sirvió para que los británicos pensaran que a quienes buscaba la policía era a los dos marselleses implicados en el robo de joyas en Marsella, por lo que prosiguieron introduciendo oro en España.

El pasado jueves los funcionarios cordobeses y madrileños, en una acción conjunta, consiguieron detener en la misma frontera gibraltareña a los dos británicos cuando transportaban en dos vehículos cerca de 40 millones de pesetas -17.700.000 pesetas el primero y 22.000.000 el segundo- que pensaban sacar a Gibraltar para adquirir allí el oro, que más tarde sería vendido clandestinamente en Córdoba y Málaga.

Faltó poco para que la captura de estos británicos provocara un conflicto internacional, ya que fueron seguidos por la policía en un helicóptero, que estuvo a punto de entrar en el espacio aéreo gibraltareño.

Una vez detenidos estos individuos, que operaban en España desde hace tiempo introduciendo oro en diversas provincias españolas, declararon a la brigada de delitos monetarios que ganaban 60 pesetas por cada gramo de oro que conseguían pasar, lo que supone 60.000 pesetas por cada kilogramo.

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Los dos británicos detenidos en la frontera fueron trasladados a la comisaría de policía de Algeciras (Cádiz), donde informaron que el oro era vendido a Manuel Víctor Adán, de 50 años y vecino de Córdoba, que a su vez se encargaba de distribuirlo entre varios joyeros cordobeses que compraban el metal sin pagar IVA.

Facturas de joyeros

La policía encontró en un registro realizado en el domicilio de Manuel Víctor Adán facturas de venta de oro en donde figuraban los nombres de sus compradores, empresarios del sector de la joyería cordobesa. Manuel Víctor Adán ingresó en la prisión de Córdoba tras declarar en el juzgado de guardia, que trasladó las diligencias previas abiertas al Juzgado de Instrucción Central número tres de la Audiencia Nacional, que entiende del caso.

La policía interrogó a varios joyeros de Córdoba por su posible vinculación en este caso, si bien hasta el momento no ha efectuado ninguna nueva detención, lo que se espera ocurra a partir de hoy. La publicación en la prensa local de las investigaciones que realizaba la policía ha supuesto, según fuentes policiales consultadas, que varios joyeros de la capital cordobesa hayan marchado de la ciudad sin que se sepa de momento su paradero.

Esta situación provocó anteayer un serio conflicto en la comisaría cordobesa, cuyo comisario, Francisco Pradas, trató de saber de dónde había sido filtrada esta información. Miembros de la Guardia Civil de Córdoba buscaron el domingo por la tarde a los funcionarios del grupo cuarto de la Policía Judicial de Córdoba, para tratar de averiguar si había partido de ellos la información a la prensa, si bien ésta era de dominio público desde el mismo sábado.

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