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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Inicio de temporada y presentación pianística

Obras, solista y director en la inauguración de la temporada de abono de los conciertos de RTVE provenían de las islas Británicas, un país cuya música no acaba de ser entendida del todo por el resto del continente y muy especialmente por las naciones mediterráneas. Muestra de ello fueron los bastantes asientos vacíos al inicio y los muchos más que había al final, tras una continua y poco respetuosa fuga de público durante la interpretación de la sinfonía de Walton.Es lástima que sea así, pero también comprensible, dado que tras la muerte de Purcell, en 1965, se produjo un auténtico vacío artístico en las islas que sólo emprzó a cubrirse en el presente siglo. Un bache así es difícil de superar y aún hoy las figuras de Elgar, Delius, Holst o Britten, por citar sólo algunos de los más conocidos, se enfrentan al handicap de ser asimilados a unas pocas obras.

Orquesta de RTVE

Solista: Sheila Armstrong. Director: Edwaard Downs. Obras de Elgar, Britten y Walton. Madrid, teatro Real, 22 de octubre.Orquesta Nacional de España Solista: David Wehr. Director: Walter Weller. Obras de Toidrá, Brahms y Strauss. Madrid, teatro Real, 25 de octubre.

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Hay, sin embargo, en la música inglesa momentos bellos y de interés, habitualmente dentro del estilo conservador, y conceptos en los que se funden la frialdad del Norte con ciertas pinceladas de color latino que los compositores, se sienten obligados a introducir, pero su dificultad para el gran público viene de la ausencia de temas cantabiles. Así sucede con el colorido de la obertura En el Sur, de Elgar; el impresionismo de Las iluminaciones, de Britten, e incluso en la densidad orquestal de la Primera sinfonía de Walton, ejemplo típico de música inglesa.

Puestas así las cosas, hubiera sido conveniente una cierta dosificación, porque la frialdad de la acogida no debió resultar agradable para una solista y un director que apenas tuvieron ocasión de salir a saludar a pesar de realizar una digna labor. La soprano Sheila Armstrong supo pasar del vigor de algunas canciones de Britten a la suave delicadeza de otras por medio de una voz agradable, si no extensa, y un buen sentido musical e interpretativo. Dirigió Edward Downs con un sentido dramático que traslucía su amor por la ópera y que se avenía más con los tempos impetuosos de las obras que con los líricos. La orquesta de RTVE sonó ajustada y segura en la complejidad de un programa con dos piezas nuevas para ella.

El concierto de la Nacional tenía el interés de dar a conocer a David Wehr, el pianista que se alzó con el primer premio en el pasado concurso Paloma O'Shea, con la misma partitura de su triunfo y la agrupación que le acompañó en aquella final. Pero Wehr dejó claro en su interpretación del Primer concierto para piano, de Brahms, que dar nota tras nota con buena técnica no es suficiente para crear y transmitir arte, faltándole a su versión sutileza, garra y poder de comunicación, por lo que resultó correcta pero insípida.

El maestro vienés Walter Weller demostró haber sido un día concertino de la Filarmónica de aquella ciudad, al conseguir tanto en Las vistas al mar, de Toldrá, como en múltiples pasajes de Así habló Zaratustra o al citado Brahms que la problemática cuerda de la Orquesta Nacional sonase con empaste y redondez. Esto es algo que realmente necesita la agrupación y en donde WeIler puede basar una buena parte de su labor en su nuevo cargo como principal director invitado.

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