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El único mando de Filipinas es "el mío", afima Corazón Aquino

"Aquí habrá un solo comité de acción bajo un solo mando, el mío", dijo ayer la presidenta de Filipinas, Corazón Aquino, en un discurso pronunciado ante el conjunto de medios económicos del país, con asistencia de más de 1.000 hombres de negocios. La presidenta reafirmó que no cederá ni ante la presión de la "minoría de militares progolpistas" ni tampoco ante la guerrilla comunista.En una clara afirmación de que no piensa abandonar el poder hasta el término de su mandato, y en referencia a las maniobras políticas de la oposición, encabezadas por el senador de la derecha Juan Ponce Enrile y por el propio vicepresidente de Filipinas y ex ministro de Exteriores, Salvador Laurel, Cory declaró que "los que intentan entrar por la puerta trasera del poder deben saber que está cerrada hasta que lleguen las elecciones de 1992".

Aquino recogió calurosos aplausos de los empresarios y hombres de negocios filipinos y extranjeros al afirmar que daba orden específica a la policía y a la fuerza especial de seguridad "para desalojar cualquier piquete de huelga ante las empresas". En contrapartida, añadió que los empresarios deben ser más justos en el reparto de sus beneficios.

Con estas palabras, la presidenta venía a apoyar las propuestas sindicales de aumentar en 10 pesos diarios (unas 70 pesetas) el salario interprofesional. Esta demanda ocasionó la semana pasada en Filipinas una oleada de huelgas y manifestaciones, aunque con escaso impacto en el desarrollo general de la vida del país.

Corazón Aquino precisó toda una serie de acciones concretas que, desde la paralización de las subidas eléctricas a la limpieza de las calles de Manila o la renegociación de la deuda exterior filipina -cifrada en casi 29.000 millones de dólares (unos 330.000 millones de pesetas)-, iban destinadas a intentar devolver la confianza a los medios económicos filipinos.

"Se acabó la luna de miel", afirmó Aquino en un lenguaje directo destinado a recuperar parte del liderazgo perdido como consecuencia de las agitadas circunstancias político-militares de Filipinas, y muy especialmente por la última intentona golpista del pasado 28 de agosto, que causó 53 muertos en Manila.

[Al menos 40 guerrilleros del Nuevo Ejército del Pueblo (NPA), brazo armado del partido comunista filipino, murieron ayer en diversos combates con las fuerzas armadas de ese país asiático, que utilizaron en la ofensiva contra los rebeldes tres helicópteros del Ejército del Aire, informa Efe.]

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