Takeshita, un primer ministro muy japonés
RAMóN VILARÓ Noboru Takeshita, elegido nuevo presidente del Partido Liberal Demócrático (PDL), cargo que lleva implícita la jefatura del Gobierno por la holgada mayoría de que goza el PDL en la Dieta (Parlamento), es el más japonés -en el amplio sentido de la palabra- de los tres políticos que aspiraban a suceder a Yasuhiro Nakasone, cuyo mandato concluye el próximo día 30.
A diferencia de los perdedores, el ex ministro de Exteriores Shintaro Abe y el actual ministro de Finanzas, Kiichi Miyazawa, el futuro primer ministro Takeshita cuenta con escasa experiencia en asuntos internacionales. Sus detractores le consideran muy poco adecuado para dirigir un país que desempeña un papel cada vez más importante en la escena internacional, sobre todo en el mapa económico mundial."Estoy algo nervioso", dijo Noboru Takeshita, de 63 años, al enterarse, a última hora del lunes, de que había sido designado para gobernar el destino de Japón en los próximos dos años (hasta las próximas elecciones legislativas).
Takeshita accede apoyado por el primer ministro saliente, en una maniobra que evita la elección dentro de las filas del PDL y que confirma el hecho d e que Yasuhiro Nakasone continuará siendo un shogun (caudillo) relevante en la tramoya de la sutil escena política japonesa. Nakasone será, quizá, el complemento internacionalista, desde la sombra, para la política de su elegido.
En el programa político de Takeshita, expuesto recientemente, se da una clara prioridad a lo japonés, aunque sin olvidar la interdependencia global de los propios intereses de Japón con los de Estados Unidos y la Comunidad Europea, en el contexto de la competencia económica internacional. De ahí que las relaciones bilaterales Japón-Estados Unidos tendrán carácter prioritario para el que hereda el sillón de Nakasone, un ya ex primer ministro popularizado entre los nipones por sus buenas relaciones con el presidente norteamericano Ronald Reagan.
En el plano estrictamente económico, Takeshita promete, igualmente, dar importancia a la apertura del mercado japonés a los productos extranjeros, una de las claves de la intensa polémica comercial entre Japón-EE UU y la CE. Quizá esta dimensión fue una de las principales razones por las que Nakasone inclinó la balanza de su voto a favor de Takeshita, quien será elegido primer ministro el próximo día 6, ya que conoce las tramas de las finanzas internacionales por haber desempeñado el cargo de ministro de Finanzas de la segunda potencia económica mundial entre 1982 y 1986.
Sin embargo, entre los principales programas políticos de Takeshita tiene una especial atención el denominado furusato (la ciudad natal), con el que el hasta ahora secretario general del PDL intentará, posiblemente, lograr dos objetivos: el de una revitalización de las zonas menos urbanas de Japón -con objeto de descentralizar sobre todo el gran Tokio, donde la especulación de los precios del suelo no tiene comparación en ningún otro país del mundo- y el de estimular igualmente la conciencia nacionalista de los japoneses, objetivo no exento de riesgos en un país donde el éxito económico inclina cada vez a mayor número de ciudadanos a borrar la memoria histórica del pasado guerrero e imperialista.
Noburu Takeshita, hijo de un fabricante de sake (vino de arroz) de la región de Shimane, estudió en la elitista universidad de Waseda, fue instructor durante la II Guerra Mundial y ganó su primer escaño como político, en 1958, a la edad de 34 años. Desde entonces creció un tanto a la sombra del denominado shogun de la política japonesa, el ex primer ministro Kakuei Tanaka, que debió dimitir, en 1974, acusado de haber recibido 500 millones de yenes (unos 400 millones de pesetas) de la firma estadounidense Lockheed, que intentó ganar los favores de Tanaka para vender sus aviones a Japón.
Pero, en febrero de 1985 -después de haber ejercido ya los cargos de ministro de la Construcción y de FinanzasTakeshita se desvinculó del potente clan Tanaka, logrando una escisión que arrastró a 115 miembros de la Dieta a favor de sus ideas.
Tal vez, el consumado político vislumbraba ya la posibilidad de llegar a primer ministro del país que puede pasar, bajo su mandato, a convertirse en la primera potencia económica mundial.
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