_
_
_
_
EL TONO VITAL DE ESPAÑA

La batalla de las aulas

Encontrar silla en clase es uno de los mayores problemas de los nuevos alumnos de la Complutense

"Esto no es nada", explica una alumna recién matriculada; "hoy nos hemos podido sentar todos porque nos han cambiado de aula, pero hasta ayer había gente en el suelo, sentada en los huecos de las ventanas, incluso atendiendo a clase desde el pasillo". Esto es la estampa abrumadora del aula 532 de la facultad de Ciencias de la Información en la universidad Complutense, donde dos centenares de alumnos apiñados acaban de asistir a una de las clases del primer curso de periodismo.A esta imagen de abigarramiento, común a muchas otras facultades de esta universidad, una de las más masificadas de Europa -las previsiones de matrículas apuntan a los 135.000 alumnos para el presente curso-, se asocia una cotidiana batalla por encontrar una silla libre en clase.

Más información
Existencia de 'cinco Españas' desde el punto de vista sociolaboral
Ficha técnica
Los españoles opinan que la enseñanza sigue siendo cara

Matriculados en Físicas, o en la facultad de Económicas, o en Derecho, han asistido al mismo espectáculo estos días, reconfortados, eso sí, por el consejo de los más veteranos de que "en un par de meses la gente empieza a cansarse y a faltar a clase".

Pero las previsiones -los datos concretos de matriculados en cada facultad no se tendrán listos hasta noviembre-, que cifran en 135.000 los alumnos que estudiarán el presente curso en la Complutense de Madrid, no dan pie a demasiado optimismo.

"Es impresionante que en una clase práctica como es la de redacción me encuentre con dos centenares largos de alumnos", comenta un profesor de primer curso de periodismo. "La sensación de agobio que produce sentarse dentrás de la mesa, intentar abordar un tema y ver que las puertas del aula no se pueden cerrar es tremenda. Sería admisible para una lección magistral, pero lo mío es una clase práctica".

Algo parecido opina el veterano profesor Enrique de Aguinaga, secretario de la misma facultad, que imparte clases de redacción en tercer curso. "Es absurdo pretender una universidad democrática, y no lo digo yo, lo dice nuestro propio rector, Gustavo Villapalos. Lo de menos es si hay sillas suficientes para todos los culos, el problema es que hay demasiados estudiantes. No se puede establecer la necesaria comunicación entre alumno-profesor".

Otros, más resignados, o simplemente más habituados, como el profesor de Derecho Natural Jesús Lima, de la facultad de Derecho, encuentra como siempre su clase: "Tengo aproximadamente los mismos alumnos que el curso pasado, y la verdad, todos tienen sillas, y podemos cerrar las puertas del aula". Lo mismo opina otra compañera en las tareas docentes de primero de derecho, pero en los nutridos corrillos del vestíbulo, en las interminables colas para recoger carnés, matricularse o llamar por teléfono, los alumnos se quejan. "Si queréis una buena foto, de verdad, con gente escuchando desde los pasillos, y sentada por los suelos, venid por la tarde a uno de los grupos de tercero. Eso sí que es increíble".

"Y eso que todavía no se ha incorporado todo el mundo", apunta otro estudiante de imagen, "todavía se está matriculando la gente de primero, porque todavía se están distribuyendo los alumnos admitidos por las facultades donde hay sitio. Pero no sé lo que será cuando vengan todos". Mientras la Generalitat de Cataluña evalúa en unos 10.000 el número de alumnos pendientes de que se les asigne una plaza en cualquier facultad de Cataluña, los datos relativos a la Comunidad de Madrid no se conocen aún.

En la antesala del decanato de la facultad de Ciencias de la Información, una veintena de alumnos de primer curso de imagen espera a que alguna autoridad académica reciba al grupo. La lista de agravios parece larga. "No es sólo que haya tortas para encontrar una silla, es que además tenemos lío con los horarios", explican.

"El otro día nos coincidían a la misma hora la clase de historia y la de estética. Pero lo más grave es que los viernes, que teníamos prácticas, en principio, resulta que nos han dividido en dos subgrupos, y unos sí tienen prácticas y otros no", añaden.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_