_
_
_
_

La negativa de Economía a modificar la anunciada reforma fiscal rompió el acuerdo con UGT

La negativa del ministro de Economía a la modificación de las anunciadas reformas en las tarifas del impuesto sobre la renta, que había sido acordadada por Alfonso Guerra, Joaquín Almunia y Manuel Chaves con dirigentes de UGT, fue el elemento que impidió el acuerdo definitivo entre el Gobierno y la central socialista. Según algunas versiones, el ministro de Economía, Carlos Solchaga -que estuvo ausente de la reunión-, amenazó con marcharse a casa si se le tocaba su reforma fiscal". El Gobierno cedió, y remitió a UGT una propuesta distinta a la que habían suscrito apenas unas horas antes.

El acuerdo entre UGT y el Gobierno, que hubiera puesto fin al enfrentamiento de la familia socialista, tropezó con dos dificultades: la reforma fiscal y el reflejo presupuestario de lo pactado. Alfonso Guerra remitió el pasado día 8 un escrito que cambiaba el acta que a instancias del propio Guerra se había redactado la noche antes.En muy pocas horas, un acuerdo que parecía definitivo quedó reducido a la nada. El Gobierno se negó a que se recogiera en los presupuestos la subida del 5,5% para los funcionarios, y rechazó que se modificaran las anunciadas nuevas tarifas del impuesto sobre la renta. Este último punto, sobre todo, fue el auténtico escollo que impidió el acuerdo.

La película de los hechos, según la reconstrucción efectuada a través de distintas versiones, es la siguiente: Paulino Barrabés, secretario de administración de UGT, histórico dirigente del sindicato y del partido socialista, tomó contacto telefónico con Alfonso Guerra, al que le une una añeja amistad curtida en la clandestinidad. Paulino contaba en esta operación con el respaldo de Nicolás Redondo, que trataba de evitar el enfrentamiento parlamentario entre los diputados de UGT y el Gobierno.

Cita a las cuatro

Paulino y Alfonso Guerra quedaron en verse en la Moncloa el día 7, a las cuatro de la tarde. A Paulino le acompañó a la cita Apolinar Rodríguez, secretario de acción sindical de UGT. Antón Saracíbar, secretario de organización, se encontraba indispuesto. Con el vicepresidente estaban Manuel Chaves, ministro de Trabajo, y Joaquín Almunia, ministro para las Administraciones Públicas.Tres son los puntos que se plantean en la reunión: la subida salarial de los funcionarios, el incremento de las pensiones y la reforma de las tarifas del no son tan profundas. Finalmente se perfila un esquema sobre el que ya puede hablarse de acuerdo. Los funcionarios tendrán una subida garantizada del 4%. Pero, teniendo en cuenta los desequilibrios salariales, se establecerá un fondo que, sumado al 4%, equivalga al 5,5% de subida en la masa global.

En pensiones se acuerdan dos modificaciones: rebajar la edad mínima para cobrar las pensiones asistenciales y subir éstas en un 11,6%. El resto de las percepciones se incrementarán un 5% o un 5,5% (un punto y 1,5 puntos más del 4% presupuestado). Finalmente, ambas partes aceptan que se realicen -no se especifican exactamente- algunas modificaciones en las tarifas del impuesto sobre la renta. El propio Alfonso Guerra insiste en que se levante un acta de la reunión para que luego no haya malos entendidos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

No todos abandonaron la reunión con el optimismo en los bolsillos. Cuando Joaquín Almunia explica a Teófilo Serrano, secretario de Estado para la Administración Pública, el texto del acuerdo, su colaborador muestra su incredulidad con este comentario: "Pero, ¿esto lo ha visto Solchaga?". Solchaga no lo había visto. Y distintas versiones coinciden en afirmar que el niinistro de Economía, cuando conoció que se había ofrecido la modificación de las recién reformadas tarifas del impuesto sobre la renta, comentó que "se marcharía a casa si le tocaban su reforma".

Más teléfono

El caso es que la misma noche del 7 de -octubre, telefónicamente, se redondea el acuerdo. UGT comunica que la ejecutiva asume la propuesta, y el Gobierno acepta, por su parte, fijar en un 1,5 puntos la subida adicional. de las pensiones. Guerra, dicen, ha comunicado lo pactado en la reunión al presidente del Gobierno, que ha dado su conformidad. Sólo queda vestir el acuerdo ante la opinión pública. Deciden que a primeras horas de la mañana del jueves se pondrán nuevamente en contacto para celebrar una reunión pública para dar a conocer el acuerdo.A las 11.30 de la mañana del jueves día 8, aún sin noticias de la Moncloa, Paulino Barrabés descuelga el teléfono y se pone en contacto con Alfonso Guerra. Algo ha cambiado en apenas unas horas. El vicepresidente le comunica que un motorista le llevará la respuesta del Gobierno, y que ésa "es la única oferta posible". Hacia la una de la tarde llega el escrito. La subida de los funcionarios se reduce a la creación de un fondo de 13.000 millones para las retribuciones más desfavorecidas, y otro de 20.000 millones para pensiones. Ofertas que no permiten llegar al 5,5% de subida media pactada. Y se añade: "La presentación debe ser rigurosamente ésta".

Al día siguiente UGT celebra su comité confederal. Un motorista llega con una carta de Txiki Benegas ofreciendo negociar la presentación de enmiendas parlamentarias. La oferta recibió el sarcasmo de un viejo militante: "Si Guerra ha tenido que dar marcha atrás, no sé qué va a hacer 'Txiki".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_