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Víctimas del cólera

El esposo de una de las afectadas por el brote epidérmico de Barcelona afirma que no fue informado por los médicos

Antonio Serrano, de 58 años, uno de los cinco afectados por el brote de cólera registrado en Barcelona, creyó que iba a morir, pero continuó "riendo, como ahora mismo", dijo ayer al relatar su experiencia, en un bar próximo a su domicilio. "¿Cólera dice usted? Me entero por ustedes, pero seguro que mi mujer no tiene nada bueno. Los médicos me dijeron que tenía una infección intestinal", señaló ayer el esposo de Ana Bernal, de 51 años, una de las dos mujeres que todavía permanecen hospitalizadas.

"Estaba mal y me fui al baño. Comencé a marearme, me quité la ropa e intenté llegar a la cama", recordó ayer Antonio Serrano. Estaba solo en casa y no logró su propósito. "Caí al suelo y pensé: si tengó que morir, al menos que sea con la cabeza en la almohada", agregó. "Al cabo de un rato llegó una de mis hijas y me llevaron, al hospital. Jamás había estado en un sitio como aquel", añadió.A los dos días le dijeron que tenía el cólera. "Yo pense en mi padre, que me había contado que cuando él era joven el cólera había matado a familias enteras. Pero una enfermera muy amable me dijo: cueste lo que cueste, a usted vamos a curarle", recordó Serrano. Permaneció tres días incomunicado en la décima planta de la residencia del Valle de Hebrón. "Sólo podía entrar mi mujer, que se ponía una mascarilla, y a mis hijos les veía por el cristal de la puerta. Hacían mala cara, pero yo les sonreía".

Agricultor y albañil en paro, Serrano reside en una pequeña vivienda unifamiliar, situada en el anárquíco entramado urbano del barrio de Verdun. "Tengo mujer, nueve hijos y catorce nietos explicó sin aclarar cuantos de ellos viven en la casa. El edificio, según fuentes del Instituto Municipal de la Salud (IMS), se encaentra en malas condiciones de salubridad, pero en los días claros tiene una magnífica vista al mar. "Yo siempre como en casi", explicó Serrano al ser interrogado sobre el origen de su enfermedad. "Y después vengo aquí [por el bar La Coloma]", agregó. "No sé, parece que han ido [por los técnicos de Sanidad] a ver el huerto que tengo en Sils [Gerona], pero me parece que no han encontrado nada", concluyó.

Rezo a todos los santos

Ana Bernal, de 51 años, empleada de hogar, casada y madre de tres hijos, permanece todavía en la habitación 1013 de la residencia del Valle de Hebrón. "Está mejor y pronto podrá ir a casa", explicó ayer una de las enfermeras.Francisco Díaz, esposo de Ana desconocía ayer la enfermedad que tenía a su mujer postrada cm la cama: "Nosotros creíaimos que era un problema de vesícula, ` porque por eso ya había tenido problemas", comentó al ser informado por este diario de que su mujer padecía el cólera. "¿Es algo así como la lepra, verdad? Bueno da igual no sé lo que es eso", dijo en relación a la enfermedad.

Ella quería esperar a ir al especialista, pero yo me la traje aquí, porque aquí me salvaron a mí la vida [padeció un angina de pecho]", explicó Díaz al relatar las Juertes diarreas que sufrió su esposa. "Ahora dicen que ya está bien, pero al principio no lo veía nada claro y rezaba a todos los santos porque ella es la que me ayuda. Con mi pensión de invalidez no tendríamos suficiente", expicó Díaz. "Mi mujer ya se ríe y ya come. Ahora", dijo junto a la puerta de la habitación, "le han traído pollo y arroz hervidos y una manzana".

José González Alemán, de 41 años de edad, otro de los afectados que ha sido dado de alta, atribuye el origen de su enfermedad al agua que bebió de un charco mientras cazaba, informa Pere Ríos. González vive junto a su mujer e hijos en el barrio de Can Espinós, situado a las afueras de Gavá. En el barrio residen otras 150 personas, todas en muy malas condiciones de salubridad, hasta el punto de que comparten sus reducidas viviendas con los animales que crían para la venta.

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