Impuesto religioso
Son muchos los comentarios desfavorables, en todos los tonos, que vengo leyendo en su diario a propósito de la nueva fórmula de aportación voluntaria de dinero a la Iglesia, dentro del talante generalmente anticlerical que se percibe en su periódico.Pero lo que ya me parece chocante es lo que dice Rosa Montero cuando argumenta que le han arrebatado por la cara 1.907 pesetas, con las que hubiera podido hacer ciertas cosas.
Como católico, me parece estupendamente que sean los católicos los que financien a la Iglesia, y hacia ello caminamos, pero creo que, como persona razonable, no se puede decir que sea un robo ni algo indignante el que el Estado contribuya a financiar a un grupo de ciudadanos que contribuye de muchas formas al bien
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común del país con sus miembros e instituciones.
Veo estupendamente que desde ahora se pregunte al contribuyente si desea contribuir voluntariamente al sostenimiento de este grupo que tantos beneficios reporta a la sociedad, pero vería mejor aún que también se preguntara a los contribuyentes si desean también que su dinero se destine a tal o cual partido, a tal o cual sindicato, porque, como dice la señora Rosa Montero, que una persona que no pertenece a ningún partido o se encuadra en un sindicato que, en razón de las discutibles leyes vigentes, no recibe subvenciones del Gobierno se vea obligada a pagarles por narices es obviamente injusto.
Espero que esta escritora dedique diversas series de artículos a criticar las injustas pesetas que nos arrebatan por la cara en nuestros impuestos para grupos y actividades que no coinciden con nuestra voluntad.- .
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