La avería del avión del Rey, último percance de una accidentada gira por EE UU
FRANCISCO G. BASTERRA El Rey, que viajó a EE UU para vender una imagen de la España moderna, concluyó ayer, 24 horas después de lo previsto, su accidentado viaje a Estados Unidos, debido a una avería de su vetusto avión que le obligó a pernoctar en Washington. En la madrugada del lunes fue urgentemente enviado desde España otro DC-8, que despegó de la base militar de Andrews con don Juan Carlos y su comitiva a las 9.30 de ayer (14.30, hora peninsular). Don Juan Carlos llegó al aeropuerto de Barajas minutos después de las nueve de la noche.
Don Juan Carlos superó un terremoto en Los Ángeles y el problema técnico de su avión, un modelo con 21 años de vida y de segunda mano, que sería desechado ya por cualquier línea aérea seria, durante su gira de una semana por Tejas, Nuevo México y California. El avión real, el mismo que utiliza en sus desplazamientos Felipe González, no cumple los mínimos requisitos, en cuanto a niveles de ruido, exigidos por la Agencia Federal de Aviación de EE UU. Esto hizo que estuviera a punto de ser rechazado en el aeropuerto de San Francisco. "Pero no quisimos provocar un problema de protocolo a los ilustres visitantes", comentó un portavoz del aeropuerto.El DC-8 de la Fuerza Aérea Española que trajo el domingo por la noche a Washington, desde San Francisco, al Rey, en un vuelo de cinco horas de duración, sufrió una pérdida de aceite en uno de sus motores. La avería fue detectada en la inspección del aparato a su llegada, a las ocho de la noche, a la base aérea de Andrews, en las afueras de Washington. Lo previsto era que el DC-8 repostara en Washington y continuara, tras una hora de espera, vuelo a Madrid, donde la llegada estaba prevista a media mañana de ayer.
Razones de prudencia dictaron el envío de otro DC-8 desde Madrid, aunque fuentes oficiales dijeron que el problema técnico no tenía excesiva importancia. El trayecto San Francisco-Washington no fue afectado por la avería y los pasajeros no notaron nada especial. La Embajada de España buscó rápidamente alojamiento para la comitiva, 24 personas más los escoltas y los pilotos, que pernoctaron en el Gran Hotel de Washington.
El DC-8 averiado estaba siendo reparado ayer en Andrews, la base que utiliza Ronald Reagan para sus desplazamientos y que alberga al Boeing 747 especial, en permanente alerta, desde el que el presidente dirigiría un eventual conflicto nuclear.
Cuando el Rey llegó ayer por la mañana a Andrews, la base estaba llena de japoneses que esperaban al príncipe heredero, Akihito, y su mujer, Michiko, que iniciaban una visita a EE UU.
El viaje de los Reyes a la América del Norte con raíces hispanas ha sido calificado por fuentes próximas al Rey como "uno de los peores que hemos hecho". Sin una filosofía clara, el Gobierno ha traído al Rey como vendedor de mensajes tan diversos como la reconciliación con los judíos, la nueva España democrática, el "anclaje atlántico" a través de la OTAN, la petición de inversiones, el V Centenario del descubrimiento de América o los Juegos Olímpicos de Barcelona. Finalmente, se convirtió en una gira en la que el Rey fue mantenido lejos del contacto popular y cerca de los millonarios.
Llegada a Barajas
El rey Juan Carlos, que llegó pasadas las nueve de la noche al aeropuerto de Barajas, fue recibido en el aeropuerto por el presidente del Gobierno, Felipe González, con quien departió por espacio de más de 15 minutos en una de las salas oficiales. Posteriormente se trasladó al palacio de la Zarzuela en helicóptero.
El ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, que ha acompañado al Rey en su visita, informó que el viaje "se planeó cuidadosamente, con una finalidad múltiple: en primer lugar, dinamizar las relaciones entre España y Estados Unidos en una visita no oficial, porque ésta no es una visita oficial de Su Majestad el Rey en las zonas de tradición española. Tener un contacto con la población de raíz hispana, tener unos contactos de tipo económico y financiero con las personalidades vinculadas a estos ambientes, hacer una proyección en algunos puntos de toda la operación del V Centenario, que también es un objetivo que se ha logrado. En todos éstos se ha ido cumpliendo perfectamente lo previsto".
Fernández Ordóñez señaló que el Rey estaba satisfecho con el desarrollo del viaje, y reconoció que "se ha trabajado mucho", que el periplo ha sido muy cargado, muy largo, por la cantidad de actos que se han previsto, y, bueno, luego hemos tenido un terremoto y una avería".
Respecto a las críticas vertidas contra la supuesta falta de organización del viaje, el responsable de Asuntos Exteriores contestó: "Se cumplió absolutamente todo el programa.
A otra pregunta sobre que quizá el Gobierno no ha prestado suficiente apoyo al Rey con motivo de este viaje, Fernández Ordóñez precisó que le han suministrado todo el apoyo posible. "Éste es", concluyó, "el duodécimo viaje que hago con el Rey, y es de los que estoy más cansado. El Gobierno ha hecho todo lo que ha podido, como es natural, porque nos interesa por el prestigio de España y por la figura del Rey, como es natural".
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