Craxi tercia en favor del Papa en la polémica sobre las clases de religión
Bettino Craxi, líder socialista italiano y ex presidente del Gobierno, sorprendió ayer a la opinión pública al salir en defensa del Papa en la polémica sobre las clases de religión. Según Craxi, el Papa tiene razón cuando se opone a que la clase se coloque en la primera o en la última hora del día, lo que facilitaría que los estudiantes no asistan a estas enseñanzas.
Craxi, que fue el artífice del actual concordato, ha añadido, sumándose a la decisión del líder democristiano Ciriaco de Mita que dicho concordato "no se toca", apartándose así de los republicanos y liberales, que habían afirmado que el acuerdo no es la palabra de Dios y que, por tanto, puede ser modificado si se considera conveniente.Sin embargo, Craxi se distan. ció ayer abiertamente del senador vitalicio y gran filósofo socialista Norberto Bobbio, que ayer publicó un artículo en el diario La Stampa, de Turín, con el título irónico de 'La hora imaginaria'. Bobbio dice, un tanto sarcásticamente, que no entiendo que no se entienda que se trati de algo tan claro que todos deberían entender.
Escribe el filósofo que no entiende, por ejemplo, que el Vaticano se emperre en cuestionar el hecho de que se llame opcional e una clase que, por concordato, no es obligatoria. Explica que, en sana y clásica filosofía, "obligatorio y optativo son dos términos contradictorios, ya que lo que no es obligatorio no puede ser más que optativo". Asegura también Bobbio que la diferencia de fondo entre antes y después del nuevo concordato es que antes quienes se negaban a asistir a la clase de religión pedían ser exonerados y así "iban una hora menos a clase". Ahora, por el contrario, quienes desean la clase de religión tienen que pedirla, y así van una hora más a clase.
Por tanto, concluye Bobbio, la clase "no es obligatoria" y debería colocarse fuera del horario normal de las clases obligatorias. Según el filósofo, obligar a quienes no han pedido la clase de religión a estar en la escuela durante ese tiempo u obligarles a asistir a otra disciplina "impuesta", sólo porque algunos han pedido una hora más de clase (la de religión), sería un abuso y una discriminación.
Bobbio acaba diciendo que no existe una materia "alternativa" a la verdadera clase de religión católica y que, por tanto, cualquier otra materia alternativa (para la cual, además, no existen hoy ni clases suficientes ni profesores preparados) es un mero expediente para que los que han escogido voluntariamente la clase de religión no se sientan discriminados.
Es, según Bobbio, como si mañana el Gobierno concediese a quienes lo deseen una clase de música fuera de programa en las escuelas y se obligase a los demás alumnos a estar allí durante ese tiempo haciendo otra cosa obligatoriamente.
Los 50.000 profesores de religión, todos escogidos por los obispos, han amenazado, sin embargo, con una manifestación nacional en apoyo de la tesis vaticana.
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