Tormenta política en Italia por la retirada del plan sobre las clases de religión
NYT /AGENCIASEl primer ministro italiano, el democristiano Giovanni Goria, ante las divisiones en el seno de su propio Gobierno, las presiones de la Conferencia Episcopal y la perspectiva de una confrontación con la Iglesia católica, retiró el pasado martes un plan para hacer optativas las clases de religión en los colegios públicos. Esta decisión ha provocado una auténtica tormenta política en Italia
La resolución parlamentaria, frustrada el martes por el Gobierno para proseguir la discusión con el Vaticano y que definía el estado de la enseñanaza de religión en los colegios estatales, era el producto de tres años de negociaciones, primero entre el Gobierno y la Iglesia y luego entre los cinco partidos políticos que forman la coalición gubernamental.La Conferencia Episcopal italiana expresó la semana pasada en dos comunicados su oposición a varios elementos del proyecto, y el papa Juan Pablo II apoyó públicamente el sábado la actitud de los obispos. Éstos se quejaron, principalmente, del lenguaje con el que se definía como optativa la enseñanza religiosa y la directiva que situaba a las clases de religión al principio o al final de la jornada escolar, para no causar problemas a los estudiantes que decidieran no asistir a estos cursos.
En la mañana del pasado martes, el Vaticano informó oficialmente al Gobierno de su oposición al proyecto. Un portavoz del Vaticano dijo el martes por la noche que no tenía ningún comentario que hacer sobre el tema.
El caso refleja la persistente polémica sobre el papel de la Iglesia en la moderna sociedad italiana. Aunque el Vaticano y la jerarquía eclesiástica local no son ya tan dominantes como antes, la Iglesia probó de nuevo el martes que sigue conservando una influencia considerable.
El Partido Comunista Italiano (PCI) anunció inmediatamente que solicitará un debate parlamentario pleno sobre el asunto. Algunos diputados del pentapartido en el poder protestaron por esta injerencia del Vaticano en los asuntos del Gobierno. Incluso los democristianos se sienten incómodos.
La reglamentación de las clases de religión se hizo necesaria a raíz de la revisión del Concordato en 1985, que estableció el principio de la libertad religiosa y declaró que la educación católica sólo se ofrecería a los alumnos que la quisieran.
Un memorándum adjunto al Concordato entre la Santa Sede y el Gobierno de Italia señala que la enseñanza de la religión, aunque optativa, quedaría integrada en el programa escolar, por lo que el Vaticano quiere que se imparta durante las horas normales de clases en los colegios estatales.
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