Estados Unidos propone una flexibilidad de la política de supervisión del FMI, pero sin aumentar los recursos
En un claro movimiento para amortiguar las críticas de los países en desarrollo y mantener viva su malparada iniciativa sobre la deuda, el secretario norteamericano del Tesoro, James Baker, propuso ayer flexibilizar la vigilancia y supervisión que realiza el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre los programas de ajuste de las naciones deudoras, así como la creación de un nuevo servicio financiero dentro del organismo mundial que, sin aumentar los recursos actuales, incluya el efecto negativo de las subidas imprevistas de los tipos de interés.Baker anunció también que la Reserva Federal norteamericana estudia flexibilizar las normas contables bancarias en determinados casos a fin de facilitar las negociaciones de los bancos acreedores con los países deudores.
La creación de un nuevo fondo financiero, denominado external contingency facility, implicaría la eliminación del actual servicio compensatorio financiero, diferenciándose de éste en la naturaleza de los riesgos a cubrir: baja de precios de las materias primas, reducción del volumen de exportación previsto, desastres naturales y, lo que es más importante, subidas continuadas de los tipos de interés.
El nuevo servicio, sin embargo, se financiaría con los actuales recursos del Fondo Monetario Internacional, sin dar cabida, por tanto, a los incrementos adicionales propuestos por el director gerente del organismo, Michel Camdessus.
'Menú de opciones'
Asimismo, Baker propuso que el FMI amplíe a seis meses, en lugar de los tres actuales, el período de supervisión que se realiza sobre programas de ajuste estructural en los países deudores superiores a 18 meses. Con la nueva propuesta, Estados Unidos no hace más que acercar las exigencias de algunos países deudores, con acuerdos firmados con el FMI, para que las evaluaciones de las políticas económicas tengan una visión a medio plazo en lugar de las consideraciones inmediatas actuales.
En su discurso ante la asamblea del FMI, Baker también hizo una detallada exposición del denominado menú de opciones que el pasado año propuso como ampliación de su plan de ayuda a la solución de la deuda en el Tercer Mundo.
Lo más novedoso del nuevo menú, que incluye la tradicional securitización de la deuda externa -conversión del riesgo crediticio en bonos, valores, bonos activos no exigibles de forma inmediata-, es la promesa realizada para "tratar de identificar los posibles impedimentos legales" que pueden existir en la contabilidad bancaria norteamericana para aplicar los nuevos mecanismos.
Expertos bancarios internacionales anticipan un importante cambio de la contabilidad bancaria estadounidense que permitiría el aprovisionamiento de mayores porcentajes de deuda vencida y no abonada.
Otra importante novedad del discurso de Baker es la inclusión en la cesta de indicadores automáticos, que regulan los acuerdos de estabilización de los mercados de cambio adoptados por el grupo de los siete, de una nueva variable: una cesta de precios de materias primas, incluyendo el oro comercial no financiero.
Por otra parte, el ministro brasileño de Hacienda, Luis Carlos Brersser, en un discurso muy crítico, afirmó que la estrategia seguida hasta ahora para para enfrentar el problema de la deuda "ha sido un fracaso". "Para los países en desarrollo", señaló Besser, "esta estrategia ha supuesto estancamiento económico e inflación, para los industrializados, una pérdida en las exportaciones y sólamente los bancos acreedores han salido fortalecidos".
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