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París y Bonn crearán un Consejo Militar común

Lluís Bassets

Francia y la República Federal de Alemania (RFA) tienen la intención de crear un Consejo de Seguridad Militar (CSM) que coordinará la acción de ambos ejércitos, armonizará los análisis de ambos países sobre seguridad, el armamento, la organización y el empleo de fuerzas mixtas, y constituirá la decisión de mayor alcance en el reforzamiento de la defensa europea y en la construcción de un pilar europeo en la OTAN. El anuncio de la existencia de conversaciones avanzadas sobre la institucionalización de la cooperacion militar franco-alemana fue realizado ayer por el presidente de la República Francesa, François Mitterrand, en el aeropuerto militar de Manching, al término de la visita que realizó ayer, junto con el canciller alemán occidental, Helmut Kohl, a las maniobras Gorrión Audaz, en las que ha participado una importante fuerza francesa.

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Mitterrand afirmó que una de las cuestiones por resolver en el plano de la integración militar franco-alemana es el papel que desempeñarán otros países miembros de la Alianza Atlántica y de la Comunidad Europea (CE) que desean participar en este núcleo de defensa europea autónoma esbozada por París y Bonn. Mitterrand hizo especial referencia a España, en implícita respuesta al deseo expresado por el presidente del Gobierno, Felipe González, en su última visita a Francia a finales de agosto, de participar en la reflexión lanzada por Kohl sobre la creación de una brigada mixta franco-alemana como símbolo y esbozo de una defensa europea.Según Mitterrand, hay otros problemas conexos en discusión: cómo se insertará el Nuevo Consejo de Seguridad Militar en la estrategia de la OTAN y en la estrategia nuclear francesa, cómo se relacionará con la integración política y económica y, finalmente, cómo se incorporarán los otros países interesados. En pocas frases, Mitterrand ha esbozado un sugerente dibujo del difícil camino, en el terreno de la seguridad militar, hacia la Europa unida. Helmut Kohl, en cambio, no hizo ninguna referencia a las conversaciones sobre el nuevo organismo, que por el momento aparece como una iniciativa en la que Mitterrand se compromete personalmente.

La idea de una participación francesa en las maniobras de otoño que se celebran cada tres años en Baviera surgió en febrero de 1986 de una reunión entre Kohl y Mitterrand en París. La realización de los ejercicios, que han durado cuatro días en su fase de combate, ha culminado con el encuentro entre Kohl y Mitterrand, el anuncio del Consejo de Seguridad Militar y el saludo simbólico de los dos generales, un alemán y un francés, que dirigieron las operaciones en un pontón para blindados tendido sobre el Danubio.

La propia concepción de este colosal juego bélico responde a la idea que se hacen ambos Gobiernos de las relaciones entre sus dos países: una fuerza francesa acude a Baviera para ayudar al Ejército de la RFA a bloquear una penetración blindada de un ejército del Este. O, en la terminología de las maniobras, el Ejército del país rojo invade el país azul violando las fronteras de un tercer Estado neutral, el país verde. La Fuerza de Acción Rápida (FAR) francesa acude en una intervención relámpago a apoyar a los azules contra los rojos.

Libertad común

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"La libertad común sólo puede ser defendida en común", dijo el canciller alemán. Y añadió: "Estas maniobras son la prueba de que estamos construyendo un espacio de seguridad común". Mitterrand definió las maniobras con palabras tan simples como políticas: "Se trata de una simulación en la que Francia acude en auxilio de su aliado". No hay duda del simbolismo político de los ejercicios Gorrión Audaz. La seguridad de Francia es la de la RFA. Ésta cuenta con Francia -"también con EE UU", se encargó de matizar Kohl- para garantizar su seguridad.

No han faltado quejas en la Prensa alemana, como los comentarios recogidos entre la oficialidad de los dos países, sobre el reducido interés militar de los ejercicios (por cierto, los franceses tuvieron más bajas que los alemanes), en comparación con el elevado significado político que supone la participación de las tropas de elite del Ejército francés, la FAR, en unas maniobras regulares alemanas.

El temor a una desvinculación norteamericana de Europa y principalmente de la RFA, después de la opción supercero, y los flecos de la enemistad histórica de los dos países vecinos han llevado a algunos periódicos a analizar estos ejercicios como un despliegue de interés puramente francés, para reforzar la política de independencia militar respecto a Estados Unidos y, ya en el terreno militar, para ensayar una operación de respuesta a una fisura en la frontera alemana previa al primer golpe nuclear.

Las declaraciones de Kohl y Mitterrand han querido ahuyentar tales temores. "Estamos profundamente persuadidos de que la RFA forma parte de una comunidad de valores, que se explícita en su integración en la OTAN, su alianza con Estados Unidos, su participación en la Comunidad Europea, y especialmente sus relaciones con nuestros aliados y amigos franceses", dijo Helmut Kohl. Para Mitterrand, estas maniobras y las nuevas perspectivas de cooperación militar "no varían los actuales datos de la estrategia de la defensa francesa" y, en cualquier caso, suponen "el reforzamiento del núcleo de la defensa europea".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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