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Michael Jackson, chico-chica, bueno-malo, blanco-negro

Es posible que no exista ninguna imagen tan popular y contradictoria en el mundo del espectáculo como la del cantante Michael Jackson. Esta semana presentó mundialmente su último elepé, Bad, acompañado de una gigantesca campaña publicitaria de millones de dólares. Después de casi cinco años de silencio tras el éxito de Thriller, con el que batió todos los récords al vender 38 millones de ejemplares, Michael Jackson se presenta como el chico-chica, bueno-malo, blanco-negro. Un vídeo de 15 minutos realizado por Martin Scorsese encabeza la campaña de presentación del disco.

Bad, el título del nuevo elepé del cantante norteamericano Michael Jackson, juega ya desde el título con la ambigüedad. En inglés, bad significa malo, pero en el argot de los barrios negros, bad es bueno. La imagen que da Michael Jackson en la portada de su disco se halla también en el filo mismo del doble juego. Una serie de operaciones de cirugía estética han transformado totalmente el rostro del famoso y excéntrico cantante hasta convertirlo en la extraña máscara de una especie de jovencita inocente y extraña.La imagen de Jackson en el clip de su éxito, Thriller, estaba entre el monstruo y el muchacho. En el nuevo vídeo que ha realizado Martin Scorsese para Bad, el frágil muchachito humilde que destaca en sus estudios se ve en dificultades para ser aceptado entre los viejos amigos del barrio. En la escuela, los muchachos sanos y divertidos (blancos y mestizos) bromean con él; en el barrio sórdido y hostil, sus compañeros de la niñez (todos negros) pretenden obligarle a tomar una actitud más combativa en la vida. Lo blanco-bueno, lo negro-malo, lo malo-bueno, lo bueno-malo, lo femenino-masculino, la verdad y la ficción son la materia del alambre sobre el que camina Michael Jackson con Bad.

El vídeo de Scorsese lleva su marca de fábrica, aunque tal vez no sea lo más idóneo para la campaña de comercialización de un disco como ése. La primera parte se desarrolla como una especie de documental en blanco y negro con mucho diálogo; la segunda es la parte del clip de la canción Bad, en color y con una coreografía que recuerda a la de su anterior canción Beat ¡t sin presentar ningún detalle innovador. Está basado en una historia real que se hizo conocida a través de la Prensa norteamericana. Es el caso de un muchacho con una brillante carrera académica que se ve forzado por su pandilla a tomar un arma para demostrar su hombría.

En el vídeo de Bad, Michael Jackson resuelve la situación evitando que sus amigos asalten a un mendigo, para después transformarse, durante su interpretación de la canción, en un agresivo macarra vestido de cuero negro y decenas de hebillas plateadas, que asusta a sus compañeros en chándal. Es bueno, pero puede ser malo si quiere, es cosa de ponerle energía e imaginación.

La maquinaria

Un enfermizo temor al fracaso parece ser la razón del silencio discográfico de Michael Jackson. La campaña de lanzamiento tiene previsto catapultar el disco a los primeros lugares de las listas de éxito internacionales. A finales de julio empezó a comercializarse el sencillo I just cant stop loving you, incluida en el álbum producido por Quincy Jones.Bad contiene 10 canciones, de las que ocho están compuestas por Michael Jackson. Stevie Wonder y Siedah Garret interpretan con él dos temas. Pese a su desteñido rostro, Jackson sigue siendo fiel a la música negra, y los ecos del soul y el gospel se dejan sentir. Incluso una de las canciones, Liberian girl, tal vez el tema más bello del disco, alude líricamente a una perdida identidad africana. En la versión compact de su disco se incluye un tema más, Leave me alone (Déjame en paz), que parece un mensaje directo a quienes quieren inmiscuirse en su vida de ermitaño en una torre de marfil.

Tanto la temática de las canciones como su música y su presentación siguen una línea convencional que no presagia ningún éxito comparable al de Thriller, el álbum más vendido de toda la historia, aunque el disco que lo llevó a esas cimas no tuvo muy buena fortuna en un primer momento. Si bien la evolución del aspecto de Michael Jackson no ha cesado desde que empezó a alcanzar la fama, su afilada voz sigue siendo la misma, y en este disco la lanza aún más hacia un manierismo interpretativo.

La maquinaria de la comercialización de este mito estadounidense incluye además en su país el lanzamiento de unos muñecos Michael Jackson con complementos de su zoológico particular. Es posible que figuren su querida boa Muscles, su llama Louis, su tarántula Blackula, sus escorpiones, cervatillos y cisnes negros.

Los últimos años de Michael Jackson han transcurrido oscuros en su misteriosa mansión de Encino, en California. A ella solo se accede con un funicular, está rodeada por vallas electrificadas y protegida por guardas y perros.

No se sabe a ciencia cierta qué es lo que hay dentro. Se habla de jardines poblados de enormes estatuas de piedra de personajes de Disney y de la Biblia; de una cámara de oxígeno que le permite purificarse y presumiblemente alargar su vida hasta los 150 años; de una sala dedicada a Liz Taylor con carteles, fotos, recuerdos, un maniquí de la actriz y una pantalla de vídeo que proyecta sus películas durante 24 horas; entre otras excentricidades figuran su colección de momias egipcias y su deseo de comprar el esqueleto de John Merrick, el hombre elefante, para su comedor.

Ahora, Michael Jackson, de 28 años, se prepara para abandonar su misteriosa mansión a partir del 12 de septiembre, con el fin de iniciar en Tokio una gira por Japón. Después actuará en Australia y Nueva Zelanda y a partir de 1988 continuará por Estados Unidos y Europa.

La Prensa norteamericana ya ha empezado a especular acerca de las exigencias de Jackson durante esta prolongada gira. El cantante no bebe más que agua mineral y zumos de frutas. Ni la enorme suma que cobró por su aparición en la publicidad de una conocida marca de bebida refrescante lo obligó a romper sus costumbres, y ahora se dice que llevará una gran provisión de agua para su consumo durante los meses de gira.

Desde que las estrellas de Hollywood dejaron de brillar con el fulgor que tenían en la década de los cuarenta se habían dado pocos ejemplos de figuras del mundo del espectáculo que alcanzaran la categoría de mito. Michael Jackson lo es, pero es muy raro.

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