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González sólo deja la estela del ruido

Un helicóptero es la única 'pista' de que el presidente veranea en Doñana

El presidente del Gobierno, Felipe González, disfruta de sus vacaciones estivales en el Coto de Doñana por segundo año consecutivo. En el verano de 1986, alguno de los miles de ciudadanos que veranean en la abarrotada playa de Matalascañas aseguró verle circulando en su potente motocicleta o tomándose un helado en el establecimiento Sol y Frío. Pero este mes de agosto sólo dan fe de su presencia el ruido del helicóptero que utiliza para sus traslados y el aumento de vehículos de la Guardia Civil, que patrullan por la reserva y por las urbanizaciones que bordean la Costa de la Luz.

La familia González, sin embargo, acude a la playa cuando quiere por las pistas del interior del coto, en las que sólo se puede circular con vehículos todoterreno. A la zona de playa en la que se instalan se puede acceder también desde Matalascañas, pero hay que caminar varios kilómetros después de las últimos bloques de casas, hasta Torrecarbonera, donde, además, suele haber un dispositivo policial. El presidente, su esposa, Carmen Romero, y sus hijos, Pablo, David y María, están alojados desde el 31 de julio en el palacete Doñana, uno de los cinco que hay en el interior de la reserva natural. Es una casa de campo con los servicios mínimos necesarios, a los que se han añadido sistemas de comunicación permanente con la Moncloa por razón del inquilino. El palacete se halla, a unos 12 kilómetros de la entrada al parque, situada ésta junto a la carretera comarcal de Almonte a Torre la Higuera, una vía especialmente concurrida, sobre todo desde la festividad del Rocío hasta el final del verano. En Matalascañas y Torre la Higuera veranean unas 200.000 personas, en su mayoría sevillanas.

Además de la lectura, Felipe González gusta en vacaciones del deporte de la pesca y la navegación. Para ello se hace acompañar de un experto pescador, apodado El pato, que vive en Matalascañas; y eventualmente, de dos pescadores de La Caleta, de Cádiz. Un día de la primera semana de agosto se trasladó en un Nissan Patrol hasta el muelle El Vigía, en Mazagón, a 25 kilómetros. Allí, a bordo de una patera, se trasladó hasta el yate Ferroca, propiedad de Jacinto Pellón, consejero delegado de la Sociedad Estatal para la Exposición de Sevilla 1992. Entre sus capturas de esta temporada destaca la pesca de un marrajo.

Buscar un retoño

Otro día se trasladó al palacio de la Moncloa en helicóptero. El autogiro, de color blanco, permanece siempre junto a la entrada del parque, para que el ruido y el aleteo no dañen el ecosistema. Por lo demás, sólo sus asistentes y escoltas conocen con precisión en qué ocupa la mayor parte del día. No obstante, uno de sus muchos paseos por el interior del parque lo empleó en buscar un retoño para cultivarlo como bonsai. Este año no han ido a reivindicarle, como ocurrió la pasada temporada. El 7 de agosto de 1986 un grupo de colonos del plan Almonte-Marismas fue a protestar por la provisionalidad de la concesión de sus parcelas. Este año algunos veraneantes de Matalascañas intentaron organizar una manifestación por los cortes de agua potable que vienen sufriendo, pero no hallaron eco suficiente. Quienes sí quieren visitarle son los ediles de Almonte, Ayuntamiento del que depende la zona y que está gobernado por el PSOE.

Si a Felipe González no se le ha visto, su hijo mayor, Pablo, de 15 años, sí gusta de visitar zonas más concurridas. Algunas tardes se le ha visto tomando refrescos en las terrazas de la playa o presenciando la actuación de grupos musicales. Pablo González Romero contempló la actuación de la Orquesta Mondragón, pero no pudo disfrutar el pasado miércoles, día 12, con la música de Olé-Olé, porque una fuerte tormenta obligó a retrasar el comienzo hasta entrada la madrugada del jueves.

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Por lo demás, la población veraneante no está especialmente sensibilizada por la cercanía de González. Excepto el incremento de vigilancia y el ruido del helicóptero, nada hace: suponer que por allí descansa el presidente. El empleado de un pub de Torre la Higuera, que vive durante el reste del año en Isla Mayor, en el preparque, comenta: "Sólo se nota que está por aquí en que hay menos mosquitos".

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