Naranjito salvó el festival de Almuñécar

Menos mal que Naranjito cantó de maravilla, si no, la noche hubiera sido mortal. Pero el trianero, aun en un breve recital, estuvo extraordinario, cantando con grandeza y arrancando del público las únicas ovaciones de la noche. Por granaínas, por siguiriyas y por tangos de Triana, Naranjito dio la medida, de un cantaor importante, dominador de todos los estilos y que se halla seguramente en el mejor momento de su carrera.Manolo Franco, acompañándole, hizo lo que pudo con un sonido de feria que era para echarse a llorar. Además, hubo de acompañar a los otros tres cantaores de la noche, con lo que obviamente no podía esmerarse demasiado.

Los artistas de la tierra, El Ruso y Muñoz, pusieron muy buena voluntad; el primero no pasa de mediocre; el segundo está más hecho, tiene fuerza y se desempeña bastante bien, incluso en estilos difíciles. Jiménez Rejano, por fin, tampoco tuvo una gran noche.

En el baile, la Familia Fernández cumplió como en ella es habitual: con buen baile, buen toque y buen cante, aunque unas luces de chiste, junto al sonido lamentable, deslucieron bastante su actuación. Hicieron lo que pudieron, y esto ya es un elogio, dadas las circunstancias.

Entre artista y artista, dos individuos pretendidamente graciosos amenizaban la función, soltando una sarta de zafiedades soeces y obscenas irritantes, sobre todo teniendo en cuenta que el espectáculo era financiado por el ayuntamiento a través de su Concejalía de Cultura.

Desde luego, no creo que pueda justificarse en ningún caso que los dineros públicos se empleen para pagar a sujetos capaces de tan bochornoso espectáculo.