Un pueblo de Guadalajara, anegado tras una espectacular riada
Una riada que sobrevino repentinamente sobre las 14.15 del sábado inundó el pueblo de Almoguera (Guadalajara), de unos 800 habitantes, afectando gravemente a cerca del 80% de los inmuebles, comercios, pequeñas industrias y edificios públicos, en donde el agua llegó a alcanzar un nivel entre el metro y medio y los dos metros. Aunque todavía no se ha hecho una evaluación definitiva de los daños, el alcalde de la localidad, Enrique Canales, los estima en torno a los 1.000 millones de pesetas.
El Ayuntamiento ha solicitado al Gobierno y a la Junta de Castilla-La Mancha la declaración de zona catastrófica. Al menos 40 familias han tenido que acogerse en casas de parientes y vecinos al haber quedado inutilizadas sus viviendas.
"A pesar de que la riada ha arruinado al pueblo, todavía tenemos que dar gracias a Dios porque no haya habido pérdidas humanas. Si esto pasa por la noche, se podrían haber producido decenas de muertos", declaraba a EL PAÍS el alcalde, que se encontraba en el bar de su propiedad junto a una treintena de clientes cuando comenzó a bajar el agua. Debido a la imposibilidad de salir a la calle, tuvieron que abandonar el local practicando un agujero en una pared, con un barril de cerveza, cuando el agua les llegaba a la cintura.
Pánico
Numerosas escenas dramáticas se vivieron en Almoguera, localidad situada a unos 90 kilómetros de Guadalajara, en el límite con las provincias de Madrid y Cuenca, en esos primeros momentos. Los vecinos estaban en sus casas comiendo y fueron los primeros sorprendidos al ver bajar un verdadero río de agua y lodo procedente de un barranco próximo al pueblo. Se desbordó el arroyo, cuyo puente se taponó rápidamente, y el agua arrasó con todo lo que se encontraba a su paso. Al menos 70 coches han quedado completamente destrozados, tras ser arrastrados por la corriente como si de unos botes se tratase.La gente se subió a los pisos altos, e incluso a los tejados, mientras las aguas sembraban el pánico entre los que ocupaban viviendas de una sola planta. Rosalía Valero, fue rescatada por la Guardia Civil tras pasar más de tres horas gritando auxilio subida a una encimera cuando el nivel del agua le estaba llegando ya al cuello. Un vecino, José Roberto Segura, pilotando una pala excavadora de su propiedad y con la ayuda de dos guardias civiles, fue el primero en iniciar la operación de rescate de numerosas personas asomadas a ventanas y balcones.
La luz, el agua y el teléfono quedaron cortados, aunque en los dos primeros casos el servicio se consiguió restablecer al día siguiente. Ayer, las calles de Almoguera presentaban un triste espectáculo, con vacas y otros animales muertos, numerosos enseres domésticos amontonados a las puertas de las viviendas y sus vecinos intentando por todos los medios a su alcance achicar el lodo que cubría sus casas.
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