El despliegue naval norteamericano en el Golfo

J. V., Si los buques de guerra norteamericanos no bajan la guardia, las posibilidades iraníes de alcanzar a uno de los petroleros kuwaitíes que van a izar el pabellón de las barras y estrellas son muy escasas, según los expertos militares en la región del golfo Pérsico. Una repetición del caso Stark, la fragata norteamericana tocada el pasado mayo por un misil iraquí, es muy improbable.

Nueve barcos de guerra se han unido en las últimas semanas a las fuerzas de la Mideast Task Force presentes en el Golfo. El total de buques que componen la flota es ahora de 15, bajo el almirantazgo del Lasalle. Todos están dotados de misiles, cañones de 125 milímetros y cañones rápidos de 30 milímetros, un armamento que no debe tener problemas en destruir ninguno de los recursos iraníes.

El portaviones Constellation, que navega actualmente a la entrada del Golfo, escoltado por cinco navíos, tiene una cincuentena de aviones de combate, cazas y bombarderos F-14, A-6, A-7 y EA-6B, y de equipos electrónicos para engañar a los radares y proyectiles enemigos.

Frente a ellos, Irán dispone tan sólo de unos cuantos viejos aviones norteamericanos, herencia de los tiempos del sha, que no tienen ninguna posibilidad frente a los más numerosos y más modernos aparatos del Constellation.Más peligrosos son los misiles chinos Silkworm, cuya potencia destructiva es superior a la del Exocet, pero los expertos creen que el lanzamiento de uno de esos misiles tendría la consideración de declaración de guerra a Estados Unidos y que, por tanto, Teherán se abstendrá de usarlos.El único recurso efectivo iraní son las pequeñas embarcaciones fuera borda, cargadas de revolucionarios islámicos con metralletas pesadas, lanzagranadas y lanzacohetes.