Ritmo para el verano
Éste es el espectáculo ideal para el verano: color, movimiento, humor. Una historia ligera y móvil. Casi dos horas de locura e imaginación bien llevada, que por alguna razón conecta con la movida valenciana, donde levantas una piedra y salen tres diseñadores de ropa con su colección terminada.La Zoopsie Comedí fue siempre un producto destinado al éxito, y hoy día todo el mundo agradece al director de la Bienal de Lyón su financiación. El trabajo es muy serio, llevando la coreografía a un terreno intermedio entre el número de music hall tradicional, a la americana, y unos movimientos irónicos, llenos de sugerencias desacralizadoras.
El vestuario, de una espléndida factura, completa junto a los sencillos pero eficaces elementos escenográficos un ambiente de modernidad incuestionable. Los cuadros están claramente inspirados en una estética conocida y depurada: los años treinta mezclados a un posmodernismo de bolsillo, entendido de modo ligero, casi en cotas de arte pop. He aquí el momento en que el sesudo teórico se rasga las vestiduras: Zoopsie es diversión, pero con altura. Sobre esta base ocurre todo: trapecista, corista brasileña, mago y hombres rana.
Lolita-Beaugeste
Zoopsie Comedi: Coreografía colectiva; música: Pray-Pax y Melody Four; vestuario: Christian Lacroix; decorados: Conception Amaud; luces: Eric Wurtz. Jardins de Vivers. Valencia, 17 de julio.
La escena española, llamada equívocamente (y con toda intención) corrida portuguesa, maja en top less incluida, es una pequeña joya que el público aplaudió delirantemente, igual que con el tablao y las palmas.
Los dos grupos han fusionado sus hallazgos y su oficio para llegar hasta una pieza muy terminada, llena de lógica dramática y buen gusto. Es un espectáculo que hay que ver, sobre todo hoy, cuando mucho profesional de la danza piensa que para ser elogiado hace falta matar un cerdo a besos con ciertos ruiditos de fondo.
Babelia
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